Al respecto vale mencionar las más recientes declaraciones del recién electo contralor general de la Republica, Edgardo Maya, quien dijo que “las contralorías se volvieron un nido de extorsión”. Vale aclarar que el Contralor electo hace mención de las contralorías territoriales o regionales, bien sea en el ámbito departamental, municipal y/o regional, que por densidad demográfica y por lo poco extenso de sus territorios, la función del control fiscal la ejerce una sola contraloría, que como lo menciona Maya en sus declaraciones, estas se volvieron un deplorable nido de extorsión.
Maya tiene grandes retos, uno de ellos es combatir la obscena corrupción que azota a todo el país, tratándose de entes territoriales, organismos autónomos, y cuanto empleado tiene funciones de ordenación del gasto. Es importante aclarar que son la minoría. El reto anticorrupción de Maya no es solo en todas las entidades a donde se extiende su control fiscal, sino también combatir los pequeños focos de inmoralidad que pueden verse aún dentro del organismo de control fiscal nacional, no obstante hay que advertir que la contralora Sandra Morelli ha sido una fiel combatiente de ello, pero ya no cuenta con el tiempo de erradicar lo inmoral que queda.
Con su declaración, Maya logró entender que se requiere un poder fiscal contundente, no solo dentro de sus competencias de ámbito nacional tratándose del poder de control fiscal que la constitución y la ley le confieren, sino también hay que reconocerle esa importante fuerza que buscará en su cargo de Contralor General, para contrarrestar la avalancha de actos oscuros, antijurídicos, obscenos y amorales que vienen desarrollándose en la mayoría de las contralorías territoriales del país. Es que para muchos con “uñas largas” ya no es muy importante ser alcalde sino contralor, no es gratis la denominación de Maya para ellas como nido de extorsión.
Vale destacar que las ideas de Maya son reformistas tratándose de control fiscal, pues hoy el control fiscal es posterior por mandato constitucional, y uno de sus propósitos, al parecer, y ojala así sea, es el efectivo y contundente control preventivo, ese control que lógicamente evitará en muchas ocasiones prender las alertas tratándose de evitar daños antijurídicos a título de dolo o culpa contra el erario público. Maya tiene ya con esos dos grandes retos: lograr erradicar las contralorías regionales que han ganado su fama de manera justa, y por otro lado, lograr por parte de la Contraloría General desplegar control fiscal preventivo. Con esto basta y sobra.
Esperamos y deseamos que el contralor general Maya cuente con el respaldo suficiente dentro del Congreso de la República, y por parte del Gobierno Nacional para que tales anuncios, que son deseos de su gestión, no se queden en ideas sueltas ni un catálogo de buenas intenciones, dado que en muchas actuaciones administrativas en el ámbito nacional y regional merecen y requieren ese control preventivo y en tiempo real para evitar serios daños al patrimonio de los colombianos, un ejemplo de ello sería el dictamen juicio del contralor Maya en la enajenación de Isagen; ¿porque no esperar una postura seria, sensata como es de esperar por parte de Maya en este particular?
Corolario: a un gobernador lo mantuvo fuera de su cargo un contralor departamental de manera injusta y arbitraria, la motivación de la suspensión del cargo apócrifa y ficta, hoy después de estar de nuevo de en uso de funciones, extrañamente se le persigue por este “inquisidor” fiscal, por cumplir sus políticas públicas y su programa de desarrollo.
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