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jueves, 13 de julio de 2023

Probablemente este escrito podría haberse redactado con menos esfuerzo, en menos tiempo y con una mejor redacción si hubiera sido generado por una inteligencia artificial siguiendo mis indicaciones. Sin embargo, en el caso hipotético de que esto hubiera ocurrido, ¿se consideraría que el escrito fue realmente redactado por mí? ¿Existiría una coautoría en relación con su redacción? ¿Podría haberse filtrado antes de su publicación? ¿Qué datos hubiesen sido recopilados? Estos y muchos otros cuestionamientos son los que genera el uso, desarrollo e implementación de la Inteligencia Artificial (IA).

La IA ha experimentado un significativo crecimiento en los últimos años que ha generado grandes y profundos impactos en diversos sectores a nivel mundial. El desarrollo de nuevas y novedosas plataformas como Chat GTP, Frase.io, Grammarly, entre otras, ha introducido de manera disruptiva interesantes soluciones que ni sabíamos que necesitábamos.

A pesar de las interesantes propuestas que se han implementado con ayuda de la IA, los avances también han generado preocupaciones generalizadas en términos de riesgos y desafíos asociados con su implementación y desarrollo.

Dado que los datos son la fuente primaria para el desarrollo y el aprendizaje de la IA, la recopilación, procesamiento y uso de estos datos implican riesgos significativos en términos de privacidad de la información. Entre los problemas más relevantes se encuentra la recopilación masiva de los datos, la falta de control sobre su tratamiento y la seguridad de estos. De igual forma, los riesgos en relación con la producción de información han despertado las alarmas de que la IA pueda desplazar al humano para el desarrollo de ciertas labores.

Estos riesgos han dado lugar a retos a nivel global en términos de conocimiento, difusión y legislación de la Inteligencia Artificial. La importancia de establecer pautas para el desarrollo, uso e implementación de la IA se ha visto reflejada en el aumento de la materia en los registros legislativos a nivel mundial, así como la aprobación por parte del Parlamento Europeo de la primera normativa sobre IA.

En Colombia, en noviembre del año pasado, se presentó el Proyecto de Ley No. 253 de 2022, mediante el cual se establecen los lineamientos de política pública para el desarrollo, uso e implementación de Inteligencia Artificial. El objetivo principal de este Proyecto era proporcionar herramientas para regular la aplicación y prevenir los riesgos y efectos atribuibles a esta tecnología.

El Proyecto, entre otras cosas, propone la creación de una Comisión de Tratamiento de Datos y Desarrollos de IA que se encargaría de avalar las solicitudes institucionales sobre desarrollos e implementación de la IA, proyectar y divulgar reglamentos técnicos sobre la materia, proponer iniciativas tecnológicas para el desarrollo económico, social y ambiental, entre otros. Estas iniciativas podrían tener un impacto positivo en el desarrollo y uso de la IA en el país.

Destaca, además, la obligación de que los responsables del uso, implementación y desarrollo de la IA obtengan autorización expresa para el uso de los datos, informen a los titulares sobre el tratamiento que se les dará y garanticen la seguridad de la información, en línea con los derechos a la intimidad y a la privacidad. En ese mismo sentido, otra de las directrices contenidas en el Proyecto que más importancia merece es la prevalencia de la inteligencia humana sobre la IA.

Aunque es motivo de celebración que la IA esté en la agenda legislativa en Colombia y sea tema de discusión en los ámbitos académicos y laborales, aún hay mucho por hacer. El Proyecto de Ley fue archivado el 19 de junio de 2023, y deja pendiente la regulación en este ámbito, mientras los avances y riesgos de la IA siguen presentes en la vida diaria de las personas.