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jueves, 7 de diciembre de 2017

Blockchain es un sistema novedoso para la realización y verificación de transacciones u otras modalidades de intercambio de valores, que se basa en la creación de una lista creciente de bloques de información que se unen entre sí mediante el uso de criptografía. El modelo fue concebido en 2008 por el grupo anónimo Satoshi Nakamoto y fue implementado por primera vez en 2009 como la base estructural de la moneda digital bitcoin.

El sistema cuenta con una marca de tiempo (timestamp) que permite verificar de forma certera la fecha, hora y secuencia de cualquier transacción o movimiento y tiene la cualidad de ser un modelo altamente resistente a cualquier alteración irregular.

La clave del porqué este sistema resulta tan seguro está en que una vez se incluye en la red un nuevo registro por dos partes, se crea un bloque que no puede ser alterado retroactivamente, sin que se afecten los bloques que fueron creados subsiguientemente, salvo que se consiga el consenso de la mayoría de los creadores de dichos bloques subsiguientes. Así, como en el juego Jenga, cada bloque que se mueve puede afectar los bloques que fueron agregados posteriormente, lo que genera una traza impecable de cada movimiento, a la vista de todos quienes participan en la red.

En ese sentido, lo que resulta más fascinante de esta innovación disruptiva es que la cadena segura se va construyendo por la iniciativa de individuos que se adhieren al protocolo de la red, a la manera de una economía colaborativa a gran escala, sin ninguna intervención de un agente centralizado, lo que evita los riesgos informáticos asociados a la existencia de un cerebro controlante. Al final de cuentas, son los propios usuarios los que sirven de auditores y árbitros de la validez de la información.

El efecto positivo más evidente del Blockchain, y que le da vida al bitcoin, es la eliminación del problema del control del doble gasto, permitiendo determinar de forma sencilla y segura que un mismo dinero no es usado dos o más veces, riesgo que hasta ahora solo era mitigable con la presencia de una institución central.

Pero, ese es solo el comienzo. Este sistema sirve también para construir bases de datos seguras para la identificación de personas a gran escala y para la construcción de sistemas de registro con tal nivel de certeza que pueden servir para otorgar derechos o definir situaciones con efectos legales. Es por ello que algunos países ya están generando pruebas para implementar por esta vía el voto electrónico y los registros públicos de propiedades.

Algunos estudios ya han demostrado un gran potencial del Blockchain para crear un modelo más eficaz y globalizado para el registro y control de la propiedad intelectual, que incluso llegue a generar el pago automático de regalías.

De igual manera, no se discute el poder de esta innovación para la industria aseguradora, la telemedicina y la trazabilidad internacional de los alimentos desde el cultivo hasta la mesa.

En materia legal, los beneficios de este modelo posiblemente serán enormes, no sólo porque ayudará a reducir la litigiosidad, al disminuir las incertidumbres en los derechos de propiedad y los contratos, sino además porque se estima que una segunda generación del Blockchain permitirá gestionar contratos inteligentes (que se ejecutan total o parcialmente sin la intervención humana), en los que se pacta la realización automáticamente de ciertos pagos ante la ocurrencia de situaciones previamente definidas.

Como lo señaló Harvard Business Review (Iansiti, Marco; Enero 2107) Blockchain es una tecnología fundacional, en el sentido de que tiene el potencial de crear nuevas fundaciones para nuestro sistema económico y social.