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martes, 9 de febrero de 2021

Giovanni Benedetti, cabeza de Mercadeo hace 27 años de la terminal de contenedores más importante del caribe, reflexionaba hace poco que debíamos afrontar con franqueza nuestra realidad de haber fracasado como exportadores. Tiene razón: el per cápita exportador en Colombia es de US$785, un 66% menor al promedio mundial y un 90% por debajo del promedio de la Ocde.

Se pregunta también “Giova”, ahora que el ocaso del carbón y el petróleo están a la vuelta de la esquina ¿cómo compensaremos estas exportaciones? Hay que tener en cuenta que en 2020 ese par de productos representaron el 62,3% de las ventas. Si le sumamos oro y ferroníquel, la cifra llegó a 78,5%. Pero como toda crisis significa oportunidad, mientras las exportaciones totales en 2020 sufrieron una caída del -21,4%, las exportaciones no minero energéticas del país tuvieron su mejor diciembre de los últimos 13 años en medio de la pandemia.

Un gran liderazgo se debe reconocer al Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y a Procolombia, quienes han trabajado incansablemente por la internacionalización del país, pero para alcanzar solamente el promedio mundial, Colombia debe multiplicar por cuatro sus exportaciones. El país necesita políticas de estado con visión territorial que trasciendan los gobiernos de turno y promuevan los negocios de los próximos 20 años. En un mundo capitalista fuertemente globalizado, la ventaja comparativa de los países no se despliega de manera fortuita entre el sector privado, necesita de una participación pública decidida.

La oportunidad para Colombia está en el comercio internacional pospandemia, que será radicalmente diferente. Los vehículos eléctricos, los dispositivos médicos, los artefactos con inteligencia artificial y los víveres naturales, entre otros, serán los nuevos protagonistas. Serán negociados en plataformas eCommerce y se movilizarán principalmente por avión.

La revolución natural: En lo que va del 2021 se ha sabido que el 30% del aguacate Hass que se consume en Europa proviene de Colombia que además aportó 43 toneladas para el Super Bowl de la semana pasada. Así mismo, la industria nacional de cannabis le pide pista al gobierno para exportar flor seca que en Estados Unidos, Canadá y Alemania representa más de 50% de las ventas a pacientes en dispensarios.

La seguridad alimentaria: Las exportaciones de carne de res impulsadas por Athena Foods habrían aumentado un 60% de 2019 a 2020 con la mayor demanda proveniente de Líbano, Rusia, Hong Kong y Emiratos Árabes. Cargill en Cali está intensificando inversiones porque cree que en pocos años la industria avícola nacional podría exportar US$1.000 millones. El año pasado la carne de cerdo de La Fazenda llegó por primera vez a Angola, Costa de Marfil, China y Hong Kong.

La innovación electrónica: Hay indicios que en la parte norte de la Cordillera Occidental está localizado un cinturón de pórfidos de cobre que permitiría pasar de 5,8 toneladas explotadas en 2020 a dos millones en los próximos 10 años. Con ello, Colombia se podría conectar a las cadenas de valor de la movilidad eléctrica, las telecomunicaciones y los aparatos de tecnología.

En los inversionistas y los exportadores está la clave de la reactivación económica, la generación de empleo y la formalidad. Colombia es un país de regiones y los líderes políticos deben alinearse con los grandes empresarios y gremios en cada Departamento para acordar y promover los nuevos negocios que serán el futuro de nuestro país.