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jueves, 21 de marzo de 2024

“La riqueza es como un bebé”, me decía Pietro del Buffalo, un amigo italiano con quien hice mi maestría en London School of Economics hace algunos años y quien era el consejero legal interno (o, como le decía yo “il consiglieri”) de un Family Office en Mónaco. Al preguntarle qué quería decir con eso, me contestaba “tienes que estarla mirando cada segundo, revisando como está y si necesita algo…. si lo dejas de mirar un minuto, se te puede complicar el niño”.

En un mundo moderno cada vez más complejo, donde la tenencia de activos y la gestión patrimonial conllevan múltiples responsabilidades (familiares, tributarias, ambientales, sociales y comunitarias, entre otras) las familias deben estar acompañadas por equipos de profesionales que sepan navegar dichas aguas con destreza. Es aquí donde cobran importancia los Family Office.

Este fenómeno no es nuevo. De hecho, los Family Office -de una manera u otra- siempre han existido. La literatura especializada sugiere que el primer Family Office realmente estructurado fue el de la familia Medici, en la Florencia medieval. Esta familia, que produjo cuatro Papas, lideró también la industria bancaria del renacimiento en Europa y creó grandes patronatos para apoyar el arte, gracias a lo cual surgieron artistas como Michelangelo y Leonardo Da Vinci. Sin un ente organizado y funcional, encargado de ejecutar las múltiples tareas asociadas a la gestión patrimonial de la familia, probablemente los Medici no habrían podido dejar tal legado en la historia de la humanidad.

Surge entonces la pregunta que da pie a este artículo: ¿Cómo y dónde estructurar su Family Office? Si empezamos por el “Cómo”, debemos revisar las dos grandes modalidades existentes de los Family Office: la Oficina Unifamiliar (“single Family Office”) y la Oficina Multifamiliar (“multi-family office”). Las Oficinas Unifamiliares son casi siempre utilizadas por familias de muy altos patrimonios, quienes prefieren tener un staff dedicado exclusivamente a sus asuntos y, por confidencialidad, se recomienda que estas no estén integradas (“embedded”) en las empresas operativas de propiedad de la familia, sino que operen bajo un ente jurídico separado (idealmente en otra jurisdicción). Los multi-family office surgen como una opción mucho más práctica para familias crecientes y con patrimonios de todos los tamaños, pues a través de estas se acompañan y asesoran familias en su gestión y planeación patrimonial, en el diseño e implementación de la estructura legal y fiscal más conveniente y en la construcción del legado que quieran pasar a las siguientes generaciones.

Si seguimos por el “Dónde”, las opciones son dos: en Colombia o en el exterior. Si se opta por que el Family Office (sea unifamiliar o múltiple) opere en el exterior, debe tenerse en cuenta varios factores clave: que se haga en una jurisdicción que tenga altos estándares de protección de la información, que tenga un sistema bancario internacional y permita la gestión de cuentas bancarias multi-moneda, que tenga un sistema fiscal favorable y que le permita a los miembros de la familia acceder a visas de residentes, en caso de ser requerido. Germán Aldana, co-fundador de Nexo Multifamily Office en Panamá, expresa lo siguiente: “luego de un análisis de varias jurisdicciones, concluimos que Panamá era el lugar ideal para incorporar un multi-family office, desde el cual pudiéramos acompañar a nuestros clientes en la gestión de sus inversiones internacionales”.

*Juan Esteban Sanín Gómez, Socio de Mazars Colombia