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viernes, 3 de diciembre de 2021

Colombia es uno de los países con mayor espíritu emprendedor del mundo. Así lo demostraron los resultados de una encuesta realizada por Ipsos a finales del 2020, publicados en una nota de La República a comienzos de este año, y lo hacen evidente hechos como la reciente presencia del primer unicornio colombiano en el GP de Brasil. Los emprendimientos en Colombia están creciendo, tanto en cantidad como en dimensión.incen

Lo deseable sería que dicho crecimiento fuera organizado, tanto en relación con el propio negocio, como corporativa y organizacionalmente. Frente a este último punto, es muy relevante que la startup sea capaz de retener a sus colaboradores clave, quienes en las etapas iniciales y de expansión de la compañía pueden marcar la diferencia respecto de la también creciente competencia.

En efecto, si bien es usual que los emprendimientos dependan en sus inicios de las capacidades, conocimientos o incluso personalidades de sus fundadores, es innegable que más pronto que tarde deberán sumar tripulantes al barco. Estos colaboradores, presentes en la compañía desde sus etapas tempranas, normalmente tendrán al menos una de dos características: un conocimiento profundo de la compañía, de sus procesos y de su filosofía, y algún conocimiento técnico o capacidad específicos que justificaron su vinculación. De esta forma, están en una posición privilegiada para contribuir al éxito de la compañía y, en consecuencia, pueden volverse imprescindibles para esta. Sin embargo, el reto es retener a trabajadores altamente cualificados y mantenerlos motivados en el largo plazo.

Un plan de incentivos bien diseñado puede ser el mecanismo indicado para alcanzar dicho fin. Esta herramienta consiste, en términos generales, en un acuerdo entre la compañía y algunos de sus colaboradores con el objeto de brindarles ciertas compensaciones no salariales sujetas al cumplimiento de determinado plazo o condición. Así, por ejemplo, se podría otorgar a los empleados clave opciones para adquirir acciones de la compañía una vez transcurrido cierto plazo o al cumplimiento de determinada condición (como podría ser la compra de la compañía por un tercero o el ingreso de un inversionista).

Inclusive, el incentivo podría consistir en el pago de una suma de dinero dependiente del valor de la compañía y no necesariamente en la suscripción de acciones. Sea cual sea el mecanismo elegido, las finalidades generales del plan de incentivos serán retener a los colaboradores clave y alinear sus intereses con los de la empresa: si a la empresa le va bien, al beneficiario del plan también.

En cualquier caso, no existe una alternativa única que se ajuste a las necesidades de todas las startups. De hecho, un plan de incentivos mal diseñado puede no solo ser incapaz de alcanzar sus objetivos (por ejemplo, si se puede hacer efectivo en poco tiempo fallaría en su misión de retener al personal clave), sino incluso jugarles en contra, pudiendo inducir al “cortoplacismo” a los colaboradores al crearles incentivos para inflar su beneficio sin que necesariamente ello implique un mejor desempeño de la compañía.

Así, aunque es difícil negar que los planes de incentivos pueden ser la herramienta ideal para fortalecer el recurso humano de un emprendimiento y mantener en el tiempo su factor diferencial, la realidad es que difícilmente aportarán a estos objetivos si no son diseñados a la medida de cada compañía, teniendo en cuenta sus condiciones particulares y el momento en que se encuentran.