En las últimas décadas, Colombia ha logrado un importante desarrollo social, económico y turístico. Sin embargo, junto a estos logros, el país también ha enfrentado desafíos significativos que ponen en riesgo su progreso, siendo el turismo sexual una de las problemáticas más relevantes. Esta práctica no solo vulnera la dignidad de las personas, sino que también empaña la imagen internacional de Colombia, afectando su reputación como destino turístico responsable.
El auge de esta problemática resultó más evidente en la postpandemia, cuando el flujo de turistas y nómadas digitales aumentó considerablemente. Según la Asociación Nacional de Agencias de Viaje y Turismo (ANATO), en el primer trimestre de 2024 el 57% de los visitantes internacionales fueron adultos entre los 30 y 60 años. Esto puede estar relacionado con una mayor presencia de turistas que, desafortunadamente, se involucran en actividades como el turismo sexual, una práctica que afecta mayormente a menores de edad.
Esta problemática tiene raíces en contextos de desigualdad, migración y conflicto. Para abordarla, se requieren estrategias integrales que incluyan políticas de prevención y educación, así como medidas más estrictas en el ingreso de extranjeros al país. En este sentido, entidades nacionales han comenzado a trabajar en estrategias orientadas a frenar el ingreso del turista sexual.
Por ejemplo, Migración Colombia, en alianza con el Servicio de Migración y Control de Aduanas de Estados Unidos, implementó la plataforma Angel Watch, la cual alerta a las agencias de migración sobre posibles ingresos de ofensores sexuales estadounidenses.
Por su parte, hemos evidenciado que el Ministerio de Relaciones Exteriores ha solicitado, en algunos casos, Certificados de Antecedentes Penales apostillados como parte del proceso para la solicitud de visas de trabajo. Si bien esto no es un requisito oficial, su exigencia ha incrementado de manera significativa, independientemente de la nacionalidad del solicitante o del lugar de aplicación.
Esto plantea una reflexión importante: ¿no debería este documento ser un requisito obligatorio para solicitar cualquier tipo de visa en el país? Aunque esto no solucione del todo el problema, sí puede filtrar el perfil de los extranjeros que ingresan a Colombia. La medida debe ir acompañada de un proceso exhaustivo que incluya estudios rigurosos sobre los perfiles de los extranjeros y las solicitudes de visa.
Es clave que las autoridades identifiquen patrones en la frecuencia y motivos de viaje de los turistas. También sería recomendable reforzar la revisión de visas que permiten múltiples entradas y salidas, acompañada de un monitoreo activo de las actividades que desarrollan los extranjeros en el país.
Un país donde el turismo y la explotación sexual aumenta, refleja una falla en la eficacia de las autoridades para garantizar la protección de los derechos de su población. Por ello, es esencial fortalecer las medidas de protección y prevención, creando un marco de seguridad que garantice tanto el bienestar de los ciudadanos como el de los turistas. A través de una combinación de políticas de control, educación y cooperación internacional, es posible desacelerar la explotación y el turismo sexual, fomentando un entorno de migración y turismo responsable.
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