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jueves, 29 de agosto de 2013

De Mark Zuckerberg se ha dicho que es petulante, rebelde y traicionero. Incluso se ha llegado a afirmar que padece rasgos del Síndrome de Savant; lo que explicaría su uso de chancletas sin medias en los peores inviernos de la Nueva Inglaterra. Sin embargo, después de sus peripecias litigiosas y transaccionales, el creador de Facebook.com sorprende nuevamente al mundo y en especial al universo del Derecho, lanzando una lógica y profundamente revolucionaria idea: La conectividad es un Derecho Fundamental!

Facebook conecta de manera casi instantánea a 1,000 Millones de usuarios en todo el planeta. Sus características de seguridad y amabilidad para con el usuario le catapultan en la historia como uno de los más importantes productos de la era del internet, y no sólo porque ha vigorizado los puentes de comunicación entre las personas y su vida social, sino porque es escenario presencial de importantes negocios, marcas, medios de comunicación e iniciativas privadas y gubernamentales exitosas. 
 
En varias entrevistas, uno de sus socios, el también controvertido Sean Parker, al ser preguntado sobre Facebook no ha dudado en afirmar: “Facebook es el mejor y más revolucionario producto jamás inventado alguna vez; es más sano que la Coca-Cola, es más confiable que un Mercedes Benz, más divertido que ir a McDonald´s  y como si fuera poco: es completamente gratis!”. 
 
Obsérvese cómo las anteriores verdades han impulsado a Mark Zuckerberg a buscar que dicha abrumadora conectividad se exalte a un nivel total, y ha comenzado por asociarse a través del dominio Internet.org con Samsung, Nokia y otros gigantes de la tecnología, bajo la premisa de que hay que movilizar a los gobiernos del mundo en búsqueda de conectar mundialmente a 5,000 millones de personas, y hacerlo además a bajo costo; esfuerzo que ha de ser especial para con relación a los países del tercer mundo.
 
Pocas veces somos testigos de estas cosas en el escenario contemporáneo: No estamos ante el nacimiento de un nuevo “Derecho Humano” como lo ha dicho Zuckerberg, sino ante la revolucionaria creación artificial de un nuevo y verdadero “Derecho Fundamental”. 
 
Los Derechos Fundamentales son aquellas normas de carácter positivo que singularizan ciertas características mundanas especiales, las que reunidas identifican y definen el estado ideal de lo que debe ser la “dignidad humana”. Si cada día nos es más importante comunicarnos con nuestros pares y con las instituciones para asegurarnos el alimento, la salud y la educación, en 50 años esto no será posible sin que lo sea a su vez que cada uno de los habitantes de este planeta esté conectado a la red. Futuristas y científicos reunidos año tras año en Oxford, bajo el patrocinio de la Fundación Skoll, vaticinan una mitad de siglo en la que la tecnología de la información será directiva del progreso humano y de la sostenibilidad global. 
 
Como primera función, y ante el enorme crecimiento de la población mundial, la tecnología tendrá que llevarle a los humanos lo que los humanos no podrán encontrar desplazándose, y esto, sin conectividad, resultará imposible.
 
Un ejemplo que merece total consideración en relación a este tema, y que podemos traer a colación, cobra vida en el negocio Openenglish.com, cuyo creador lo ideó bajo el entendido fáctico de que los latinoamericanos de estratos medio y bajo necesitan con urgencia aprender el idioma Inglés, pero que a su vez resulta menester llevarles la herramienta pertinente directamente a sus casas para poder lograrlo. Dicho modelo de negocio, respetados lectores, es semilla de lo que se tendrá en las décadas venideras.
 
Colombia y la región están llamadas a participar de esta revolución y a incluir en sus Constituciones y leyes la “conectividad” como un verdadero Derecho Fundamental, pues de lo contrario se verán sus naciones colgadas en progreso. Muy necesario resulta obligar desde ya a los gobiernos del futuro para con la conectividad de cada uno de sus habitantes. En nuestro país, especialmente, se aprecian satisfactorios índices de penetración de internet, así como del teléfono móvil inteligente (smartphone), y ha dicho el Ministro de Tecnologías de la Información y Comunicaciones que su compromiso es mejorarlos. Ha nacido pues, artificialmente, un nuevo derecho fundamental: el Derecho a la Conectividad. Somos testigos, de primera mano, de un importante momento histórico del Derecho.