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viernes, 29 de diciembre de 2023

En varias oportunidades se ha escrito sobre el complejo y retador mundo de las empresas familiares, pues darle manejo a las relaciones y situaciones que surgen al combinar estos dos ámbitos ha inspirado a muchos a buscar esa fórmula perfecta para que las emociones no afecten las decisiones empresariales.

Como es conocido, el propósito fundamental de una empresa es generar dinero produciendo bienes y servicios, mientras que la familia busca satisfacer necesidades sociales y emocionales profundas de pertenencia, proveyendo un sentido de identidad entre sus miembros y desarrollando lazos afectivos.

Resulta importante resaltar que el patrimonio socioemocional es uno de los menos conocidos e inexplorados en el ámbito de las empresas familiares. El cual se ha definido como “ los aspectos no financieros que incluyen necesidades afectivas de la familia, la habilidad para ejercer influencia familiar y la perpetuación de la dinastía familiar” (Gómez Mejía L.R.), lo cual incluye: el deseo de la familia de ejercer autoridad, influencia familiar, mantenimiento del clan familiar dentro de la empresa, nombramiento de miembros de confianza de la familia en puestos clave, conservación de una fuerte identidad familiar y continuidad de la dinastía familiar.

Es así como Pascual Berrone, propone cinco dimensiones socioemocionales que influyen directamente en la toma de decisiones y en el funcionamiento racional de la empresa familiar, tales como:

· El control y la influencia familiar que ejercen los miembros de la familia sobre la empresa, buscando tener el poder sobre las decisiones de la empresa.

· La renovación de los vínculos familiares a través de la sucesión dinástica, buscando que el control de la empresa se mantenga en generaciones futuras.

· Identificación de los miembros de la familia con la empresa.

· Mantenimiento de las relaciones sociales de la empresa familiar, lo que le permite construir vínculos y lazos estrechos y recíprocos con los demás miembros de la sociedad, lo cual es conocido como capital social.

· El apego emocional, es aquel vínculo con el cual los miembros de la familia se sienten identificados y que se ven reflejados en los roles desempeñados dentro de la empresa familiar.

Ahora bien, desde el punto de vista económico, varios estudios han demostrado que las familias empresarias priorizan los ámbitos socioemocionales sobre los financieros o económicos, provocando un menor desempeño financiero, fomentando el altruismo en el sentido que, los padres son generosos con sus hijos o los miembros fundadores lo son con sus familiares, lo que deriva en comodidad, falta de interés, dependencia y aprovechamiento de los recursos empresariales, sin que haya retribución suficiente o un gran esfuerzo, lo que genera conflictos tanto en la familia como en la empresa.

Es por ello, que en herramientas como los protocolos de familia se consagran todos aquellos elementos que permitan maximizar el valor de la empresa a través del tiempo, pero también los valores, la cultura y la riqueza familiar que finalmente se ve reflejada en la empresa familiar y en los miembros de cada uno de ellos, permitiendo que haya cohesión entre sí, que resulte viable y sostenible en el tiempo la empresa familiar, evitando conflictos a futuro y que el fin de la empresa, como unidad económica sea lo último que se desarrolle.