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sábado, 19 de marzo de 2016

Si bien, a nivel empresarial, se han dado pasos importantes para consolidar una cultura del conocimiento como valor agregado para el crecimiento de las empresas e imperante para garantizar su subsistencia en los mercados mundiales, aún muchas compañías deben adoptar la innovación como el eje transversal de toda la cadena productiva.

De lo anterior, tres ejemplos que resaltan su rol catalizador para nuestra economía: Medellín como sede global del emprendimiento con el GEC 2016; la situación de las patentes en Colombia que ha mejorado en los últimos cinco años pasando de 150 solicitudes a 321, según el reporte de la SIC; y el informe de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) que reveló el aumento del 1,7 por ciento de las patentes en 2015. 

El impulso para esta tendencia debe apalancarse en una serie de mecanismos directamente relacionados con la capacidad de innovar y que dependan directamente de las habilidades y los recursos disponibles, las formas de difusión e implementación de mejoras en las empresas. En pocas palabras: inversión para la investigación y desarrollo.

Por lo tanto, al interior de las empresas se deben trazar 10 estrategias audaces para crear y materializar los desarrollos tecnológicos en invenciones, capaces de ser patentables.

El primero es la creación de incentivos laborales. Promover el talento a través del aseguramiento de condiciones contractuales  e incentivos. Segundo,, diseño de una metodología para la producción de la innovación. Seguido, la generación de políticas de protección de la innovación a través de la Propiedad Intelectual. 

Por otra parte, tampoco se puede obviar la esquematización de un modelo de administración de las creaciones, ni la implementación de un diagnóstico que permita establecer el punto de partida y la capacidad innovadora de la empresa.

El nombramiento de un responsable que coordine el modelo, al igual que la designación de un equipo de trabajo que pueda materializar todas las medidas de gestión diseñadas y la existencia de un balance anual de las actividades en esta materia, es necesario.

Así mismo, el diseño de las mejores prácticas para incubar innovación en la empresa. A través de la experiencia, el ensayo y error junto con la retroalimentación anual de las actividades de innovación cada empresa podrá determinar sus mejores formas para llegar a la creación de la misma. Es fundamental el análisis de las necesidades del mercado con el fin de poder crear propuestas innovadoras. 

Y por último, la transformación del conocimiento o de la innovación a un producto o servicio que se pueda comercializar en el mercado.

Estas apuestas le darán un crecimiento sostenible e impactarán positivamente en el retorno de inversión. La invitación es a dejar de lado los mitos para darle valor al conjunto de conocimientos de su compañía y marcar el hito de aprovechar sus ventajas competitivas. Este es el momento justo para hacerlo.