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jueves, 27 de octubre de 2022

Mucho se ha hablado de la reforma tributaria que presentó el Gobierno, pero no se ha mencionado nada sobre cuál va a ser el norte de la administración aduanera en los próximos cuatro años. No nos olvidemos que una cosa es el comercio exterior, del cual se han dado algunos apuntes en materia de política arancelaria, pero en relación con las aduanas y su regulación no se ha comunicado mayor aspecto.

¿Cuál es la situación actual que tenemos en materia de regulación aduanera? Lo primero es que nuevamente transcurrieron cuatro años y no vimos el tan nombrado y anhelado sistema informático aduanero. Al comienzo del gobierno anterior se nos infirmó que dicho software ya iba a comenzar a estructurarse, pero hasta el sol de hoy no tenemos operaciones aduaneras que se adelanten con el nuevo sistema informático.

Seguimos entonces con nuestra regulación, el Decreto 1165 de 2019 y su resolución reglamentaria, normas que sin duda fueron una salvación para recuperar la confianza del sector del comercio exterior en la seguridad jurídica. Luego del descalabro del innombrable Decreto 390 de 2016, y en la cámara de gas en la que nos metieron con ese dichoso decreto; por cuenta de “quedar bien”, pero de no tener un sistema informático moderno, la anarquía jurídica y aplicación abusiva de normas llevaron al gremio a tal punto que no se sabía cuáles eran las normas aplicables. Por eso, puede que el 1165 con su resolución reglamentaria no hayan sido la panacea normativa, pero sí recuperaron la confianza y la seguridad jurídica en el ámbito aduanero.

Hacia futuro el Gobierno tiene varios retos en materia aduanera. Uno, sin duda, será poner en funcionamiento el nuevo sistema informático aduanero. Dicho sistema permitirá realizar operaciones de manera mucho más ágil, con lo cual se gana en competitividad.

También se ha hablado de la seguridad; dicho sistema seguramente le permitirá a las autoridades identificar con mayor eficiencia las actuaciones y operaciones ilegales y seguramente se disminuirá la persecución a las empresas que realizan importaciones y exportaciones de manera legal. Recordemos que facilitar el comercio no es dejar de controlar, es controlar con eficiencia y para ello se requiere el conocimiento de todos los actores de la cadena logística.

Es muy importante también, que se tenga en el radar, lo que será el nuevo régimen sancionatorio aduanero. Como la comunidad lo sabrá, la Corte Constitucional armó todo un galimatías en esta materia, pues consideró, con muy pocos y flojos argumentos, que el régimen sancionatorio aduanero debía ser expedido por ley, mientras que la parte sustantiva del Derecho Aduanero sí sigue siendo de competencia del Ejecutivo. Partió en dos la Ciencia de las Aduanas y del Comercio Exterior.

Así, celebramos que en el texto de la reforma tributaria se le hayan dado facultades extraordinarias al Presidente para que expida dicho régimen sancionatorio. Esperamos, eso sí, que se trate de un Decreto-Ley que se acompase con la regulación aduanera sustantiva y no entorpezca la competitividad en esta materia. Se espera obviamente que dicha norma sea el producto de una concertación con el sector privado.

Dentro de los temas básicos que se esperan que estén en dicho Decreto-Ley está la necesidad de crear un procedimiento oral. Es importante que en la investigación se implementen audiencias donde los empresarios y la misma Dian puedan exponer de manera verbal sus argumentos; muchas investigaciones se evitarían si se conoce cuál es el funcionamiento en detalle de las operaciones de las compañías, y las audiencias orales son una buena herramienta para ello y así condenar realmente en justicia.

También es importante que la norma consagre infracciones que efectivamente reduzcan la comisión de ilícitos aduaneros, que no se trate de un régimen sancionatorio meramente formalista. Habrá que analizar la posibilidad de incluir un régimen donde se tenga que probar la culpa de los infractores, ¿por qué no? También se ha hablado de la necesidad de que la segunda instancia en las investigaciones no esté a cargo de la Dian.

Finalmente, con un nuevo sistema informático y una nueva ley que consagre un régimen sancionatorio aduanero justo y competitivo, esperaremos una nueva regulación aduanera sustantiva que esté a la vanguardia de las operaciones de comercio exterior en el mundo, una norma eficiente, eficaz, y sobre todo, que haga que las operaciones y regímenes aduaneros, se vuelvan competitivas y muestren a Colombia con una Aduana digna ante el mundo. Hoy lo es, claro, pero siempre se puede ser mejor.