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martes, 30 de junio de 2015

La industria de bienes y servicios petroleros respalda el proceso de paz, pues un pronto posconflicto aportaría significativamente al desarrollo de nuestro sector y de la economía en por lo menos un punto porcentual del PIB.

Pero para ello es vital que las Farc hablen con franqueza. Es fundamental que esclarezcan si lo que hacen en Cuba está en concordancia con las acciones que adelantan en Colombia, pues el tema de fondo es realmente ¿en qué estamos en el proceso de paz?, se supone que vamos mucho más allá del 60% de las negociaciones, pero este grupo guerrillero actúa y pretende generar presiones como si estuviéramos iniciando apenas las conversaciones.

El mensaje de este grupo con los atentados podría interpretarse como si no les interesara la paz. Con sus operaciones terroristas demuestran que no les importa el medio ambiente, ni los recursos naturales, pero en especial, los más pobres, quienes son los más afectados, pues al atentar contra la infraestructura petrolera, las regiones se debilitan económicamente y por ende el desarrollo se estanca y la generación de empleo disminuye.

Adicionalmente, es inconcebible que el jefe máximo de ese organismo, alias ‘Timochenko’ haya dado la orden, en el marco de un proceso de paz, de aumentar las acciones contra la infraestructura energética nacional, como lo revelaron los medios de comunicación la semana anterior, gracias a una comunicación interceptada por las autoridades. Todo esto afecta directamente no solo el proceso de La Habana, sino a todo el desarrollo nacional.

Ya vemos como se está enfriando la economía colombiana; la cifra revelada por el Dane del crecimiento del Producto Interno Bruto del primer trimestre de 2015, refleja cómo la anterior reforma tributaria (de por sí improvisada e inoportuna), ha impactado a todos los sectores, en especial al petrolero, por el gravamen al impuesto al patrimonio.

De igual forma, los atentados terroristas han hecho pensar a las empresas del sector en cerrar operaciones, lo cual afectará la meta de producción de un millón de barriles de petróleo por día que estima el Gobierno para contrarrestar los bajos precios del crudo.

Y a todo lo anterior, súmenle el costo económico que traen estos atentados a la infraestructura petrolera; según un estudio realizado por Campetrol, las reparaciones llegaron el año anterior a los $142.140 millones a causa de 136 acciones terroristas, a pesar del descenso en estas entre 2013 y 2014.

En síntesis, la actitud de las Farc pone en juego tanto el proceso de paz, como la dinámica socioeconómica nacional, la democracia y la eliminación de la pobreza extrema como la antesala del posconflicto. Por los atentados sufre el país, las regiones, el empleo de los colombianos y por supuesto los inversionistas, es por ello que el llamado es a construir conjuntamente y no a hacerle trampas a la negociación, estamos con la paz, ¿o no?

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