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sábado, 16 de noviembre de 2019

Las redes sociales se han convertido quizá en el principal dolor de cabeza del Gobierno Nacional a la hora de intentar comunicar algo, asumir una posición o justificar a 16 meses, la tesis de la mala herencia de la administración anterior.

Desde piezas gráficas que dividen el año en tres semestres, pasando por trinos de la vicepresidenta preguntando en su momento cuánto se encarecería la deuda externa con el dólar a $2.300 (imagínese ahora), o reciclando comunicaciones del recién nombrado Ministro de Defensa impulsando marchas y concluyendo que “definitivamente, la calle es el verdadero escenario de la democracia”, hasta varios posteos del propio Presidente como el muy comentado: “A este punto la tasa de desempleo y la popularidad del Presidente van a tener el mismo porcentaje”, los colombianos hemos sido testigos del grave problema de falta de atención a las comunicaciones de un gobierno que dice hacer, pero en definitiva parece prestarle poca atención a la percepción y críticas de un gran porcentaje de insatisfechos.

Fotos sin verificar en documentos de denuncias internacionales, comunicaciones inexactas en el afán de salir a “apagar incendios”, operaciones secretas sin rendición de cuentas posterior a la ciudadanía, silencios exagerados en momentos que merecen pronunciamientos, desconexión e incoherencia entre las realidades del país y lo que se comunica en ese mismo momento, y funcionarios dedicados a hablar únicamente de Venezuela, han sido las variables constantes de las comunicaciones de un gobierno que parece improvisar aún con las métricas de la campaña preelectoral de hace 2 años.

Y es que lo más grave es que cuando las torpezas no vienen de la forma de comunicar del gobierno, al señor bachiller Macías le da por hacer sus “últimas jugadas” contra la oposición, a la senadora María Fernanda se le funde el cabal mientras juzga visceralmente a cualquiera que piense distinto, o al señor Lafaurie le da por convertirse en promotor de obras de teatro maquilladas de fake news.

Para no ir tan lejos, y de verdad sin ánimo incendiario, no se entiende cómo el gobierno nacional, que ha tenido cerca de 10 días, más los que faltan, no ha reaccionado con mensajes y soluciones empáticas de persuasión del paro antes que llegue la fecha. Por el contrario, los partidarios e incluso altos representantes de la administración, se han dedicado a fomentar el temor de cara a los desmanes de violencia que pueden suceder.

Y es que es ahí dónde no se entiende su estrategia; si tienen el muy pertinente temor a que puedan existir delincuentes que inciten a la violencia, ¿por qué no han preparado un discurso y realidades de apaciguamiento que desactive la marcha?, ¿Si está ardiendo el rancho para que echarle más gasolina?

Es hora de que esta administración gobierne para todos. Ni más faltaba que la mayoría de colombianos queramos que les vaya mal, por el contrario, necesitamos que se pulan porque le están dando la razón a quienes buscan políticamente una plataforma radical contraria e igual de peligrosa al extremo de desolación, improvisación y desaciertos en el que estamos parados.

Presidente Duque corrija el rumbo, desmárquese de ese otro extremo incendiario que tanto daño nos está haciendo. Usted es joven, tiene hijos, una vida por delante sin tener que preocuparse por la factura del agua. Rodéese de forma sensata de todas las corrientes que piden un ajuste; de verdad, estamos colgados, es imposible tener contento a todo el mundo, pero tampoco es la idea que todos estemos pensando en su sucesor desde ya.