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  • Taty Pineda Acuña

martes, 3 de julio de 2018

El argumento político es que es una nueva fuente de ingresos para el gasto público

Comer demasiado azúcar agregado se ha convertido en uno de los comportamientos de salud más riesgosos en el mundo moderno y los gobiernos están despertando frente a esta realidad que ya genera aumento de la población que sufre de obesidad.

Por lo anterior, el republicano Michael Bloomberg lideró un debate que crea consciencia sobre los impuestos a la soda, en una entrevista con la presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, en las reuniones de primavera del Fondo.

“Algunas personas dicen, bueno, los impuestos son regresivos. Sí lo son, eso es lo bueno de ellos porque el problema está en las personas que no tienen mucho dinero. Y entonces, impuestos más altos deberían tener un mayor impacto en su comportamiento” explicó Bloomberg.

Datos recientes, dan cuenta que las calorías en la dieta estadounidense promedio a partir de azúcares añadidos en refrescos han bajado 39% desde el 2000, y las ventas de refrescos no dietéticos han bajado 17%. Así mismo, las calorías totales de refrescos enviadas a las escuelas cayeron 90% entre 2004 y 2010; sin embargo las tasas de obesidad continuaron subiendo en Estados Unidos.

A pesar de que Bloomberg racionaliza que se gravaría a los pequeños, por su propio bien, las consecuencias económicas no son menos dolorosas. El impuesto golpea a quienes menos pueden permitírselo y puede empujar a la gente a opciones menos saludables. En Filadelfia, el impuesto a la soda hizo que la soda fuera más cara que la cerveza.

Por esto, para Bloomberg la mejor opción, antes que el impuesto, es educar a los padres con mejores tips de salud.

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