El BCE blinda a sus supervisores contra los posibles sobornos

Tras someter a la banca al escrutinio de sus balances y a los test de estrés, el BCE avanza en la tarea de supervisor único que asumió el 4 de noviembre de 2014.

Y uno de sus primeros pasos ha sido marcar el camino ético por el que deben transitar los 25 máximos responsables de vigilar la salud y comportamiento de los 120 mayores bancos de la zona euro.

Acaba de publicar el código de conducta que rige el trabajo del consejo de supervisión. Además de especificar los cinco principios sobre los que ha de pivotar el ejercicio de sus funciones -honestidad, independencia, imparcialidad, discreción y desempeño ajeno al interés personal- el BCE entra en más detalle. Para empezar, los miembros del consejo de supervisión, sus parejas y sus familiares rechazarán cualquier regalo procedente de los bancos bajo supervisión con un valor superior a 50 euros, importe que el BCE considera aceptable por motivos de cortesía, explican fuentes de la institución que preside Mario Draghi.

En el caso de que los regalos procedan del sector público, el código de conducta deja en manos del criterio del miembro del consejo de supervisión la consideración de si su valor está dentro de lo que es “habitual” y “apropiado” o lo excede y debe ser rechazado.

“Aceptar un regalo no deberá, en ningún caso, afectar o influir en la objetividad y libertad de acción de un miembro del consejo de supervisión y no deberá crear una obligación inapropiada o una expectativa en el receptor o el proveedor”, especifica el código que entró en vigor a mediados de noviembre.

El código de conducta también insta a estos profesionales a rechazar “obsequios frecuentes” de la misma entidad y detalla que en caso de que “una situación en particular impida rechazar un regalo”, éste debe trasladarse al BCE.