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viernes, 24 de septiembre de 2021

La capacidad de las cárceles en es de 82.362 reclusos, y la sobrepoblación en el último mes es de más de 14.800 personas

Hacia marzo, el hacinamiento en Colombia llegó a 20% según datos del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec); hoy, cinco meses después, la misma institución reporta en sus estadísticas un hacinamiento de 18.04%, dos puntos porcentuales menos que en el primer trimestre. Las cifras intramurales también arrojan que la capacidad de las cárceles en Colombia es de 82.362 reclusos, y, al tener 97.177 personas privadas de la libertad, la sobrepoblación en el último mes es de más de 14.800 personas.

Para el abogado Alejandro Mejía, socio de Cáez Muñoz Mejía Abogados, el origen del hacinamiento en Colombia es la falta de políticas públicas sobre el tratamiento penitenciario y punitivo en el país.

El abogado aseguró que también existe una falta de presupuesto en los centros penitenciarios, específicamente para el Inpec. “Para el mejoramiento de nuestros establecimientos carcelarios y para la creación de suficientes cupos necesitamos más presupuesto. No necesitamos cupos que cumplan apenas con la capacidad, sino lugares de sobra, lo cual evita un desbordamiento de la capacidad”, añadió Mejía.

Efectos del hacinamiento

Un estudio realizado por Santiago Tobón, docente de la Universidad Eafit, reveló que hay una incidencia directa entre el hacinamiento en las cárceles y la reincidencia de las personas cuando salen de los centros penitenciarios. La investigación halló que es 36% más probable que una persona salga a delinquir nuevamente si estuvo sometido a estas condiciones, si se compara con otra persona que cumplió su condena o detención temporal en lugares más apropiados.

Según Tobón, el hacinamiento en las prisiones “facilita la creación de redes criminales”. El docente asegura también que, ante la poca oferta de programas de resocialización, hay un desprecio del capital humano y agrega que los tratos deplorables dentro de estos centros penitenciarios, además de la desatención, puede crear comportamientos de revancha ante las autoridades.

Mejía afirma algo parecido, pues aseguró que las penas en Colombia no son vistas como un tratamiento para los condenados, como una especie de “venganza” o castigo contra las personas. “Tenemos un uso irracional de la pena privativa de la libertad”, afirmó. “Cuando hay hacinamiento, no solo se pierde la capacidad de locomoción, sino la dignidad humana”.

LOS CONTRASTES

  • Alejandro MejíaSocio de Cáez Muñoz Mejía Abogados

    “La población carcelaria se encuentra pagando una pena o se encuentra privada de su libertad preventivamente, pero eso no significa que el Estado pueda desatender las condiciones de dignidad humana”.

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