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martes, 13 de octubre de 2020

Ocho latinoamericanos, egresados del programa de Tech Tools de la Escuela de Derecho Bucerius, fundaron la Alianza

La conversación sobre la transformación digital en el ámbito legal, más allá de la administración de la justicia, se volvió cada vez más recurrente por cuenta de la pandemia. Por eso, ocho latinoamericanos, egresados del programa de Tech Tools de la Escuela de Derecho Bucerius (Alemania), fundaron la Alianza Latinoamericana para la Innovación Legal (Alil), con el fin de reunir en un solo espacio el diálogo que se está generando en la región sobre innovación legal.
Fabián Urriago, director de Gestión del Conocimiento en Gómez-Pinzón y único colombiano entre los fundadores, explicó de qué se trata.

¿Por qué nace Alil y qué se buscan con esta alianza?

Haciendo un curso de legal tech varios latinoamericanos nos dimos cuenta de que en nuestro continente no hay asociaciones para la innovación legal, por eso, creamos la Alianza. Queremos generar una comunidad alrededor de los temas de legal tech y transformación legal en América Latina, con miras a crear una asociación más adelante.

¿Cuáles son los principales ejes de trabajo?

Tenemos tres. Nuestro punto de partida es trabajar en la innovación legal en el sector público. Es decir, cómo hacer más accesible para las personas la justicia en el continente, apalancar esa accesibilidad en temas de legal design para que los decretos, leyes y reglamentaciones sean más digeribles para los ciudadanos.

También queremos trabajar en innovación legal para el sector privado, incorporando herramientas y metodologías ágiles en los que podamos mostrar de qué manera se está transformando el sector legal.

Finalmente, otro eje es el de la innovación en la educación legal. Queremos trabajar de la mano con las universidades que tienen programas de derecho para a través de ellos empezar a modificar un poco los pensum. En este momento se están ofreciendo programas obsoletos donde los estudiantes no salen preparados para el nuevo derecho que se está haciendo en Latinoamérica, y queremos ayudar un poco a enfocar esos programas en esa dirección.

¿Es tan obsoleta como dice la formación de los abogados?

No son muchas las universidades que se han venido inquietando por este tema. Algunas están empezando a ofrecer diplomados e invitar a expertos para que hablen con los estudiantes, pero más allá de cursos, webinars y diplomados, ninguna universidad de Latinoamérica está incorporando en su pensum nuevas metodologías de trabajo.

¿A qué tipo de metodologías se refiere?

Por ejemplo, que los abogados aprendan a trabajar en legal project management. Los estudiantes y recién egresados no están preparados para eso, ni para trabajar de una forma innovadora y responsable.

¿Qué tan innovador se puede ser en un campo como el derecho?

El derecho, hoy en día, está dado para que se aplique de forma diferente, pensando en el cliente. Los abogados deben ir más allá de aplicar lo que dice la ley, tienen que poner al cliente en el centro porque, aunque suene trillado, cuando se entienden sus necesidades es posible aplicar ese conocimiento y experiencia de una forma diferente. Eso, sin duda, lleva a aplicar los conocimientos con resultados mucho mejores.

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