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  • Colprensa

martes, 11 de marzo de 2014

Tras la elección de Enrique Peñalosa como candidato presidencial de la Alianza Verde, surgen varios interrogantes sobre el tema, muchos atravesados por el escaso apoyo que tiene en su propio partido.

Una de las inquietudes es la elección de su fórmula vicepresidencial, tema que puede mejorar o terminar de dañar las relaciones del candidato con la colectividad que representa. 

De acuerdo con el politólogo e investigador de la Universidad Javeriana, Fernando Giraldo, esta decisión no suele tener importancia para muchos candidatos que “suelen ser líderes natos” y por ello “ponen en ese cargo a alguna persona de poca popularidad”. Tal es el caso, según Giraldo, de “Francisco Santos para el expresidente Uribe y, en cierta medida, Angelino Garzón para Juan Manuel Santos”. 

Sin embargo, el investigador asegura que “ahora que el presidente Santos planteó esta decisión de forma muy seria poniendo en ese cargo a un candidato con perfil de presidente, como lo es Germán Vargas Lleras”, pone en una posición más compleja a los que desean competirle por el cargo, pero “también genera sospechas sobre su intención de permanecer todo el período en el cargo”. 

En el caso de Peñalosa dijo el investigador “como es un tipo que no es reconocido en todo el territorio nacional y que más allá de la alcaldía de Bogotá no se le conoce otra trayectoria política”, y teniendo en cuenta que “lo que él busca es superar a Marta Lucía Ramírez y Óscar Iván Zuluaga en votos, para poder enfrentarse directamente a Santos en una segunda vuelta”, Giraldo aseguró que “Peñalosa va a tener que buscar una persona que lo complemente en aquellas cosas en las que él no es fuerte”. 

Para el investigador, esta persona debería ser alguien de provincia, con capacidad de poder conciliar con diferentes gremios y partidos políticos, para mejorar el apoyo a la campaña de Peñalosa. 

Esto es necesario, según Giraldo, porque “Peñalosa es un candidato sin partido”, lo que se debe a “sus acercamientos con el uribismo y su favorabilidad desde la derecha política colombiana, siendo la Alianza Verde un partido mayoritariamente de izquierda y donde los de derecha no apoyan a Uribe”. El analista concluye que “si Peñalosa se alía con los uribistas, se queda sin partido, y él no puede hacer eso, porque fue elegido como candidato de un movimiento”. 

Resumiendo todas las características que, según el profesor Giraldo, debe tener un vicepresidente para Peñalosa, afirma que “yo no veo una persona con todas esas características en este momento en Colombia, especialmente porque los que podían hacerlo en este momento ya son congresistas que acaban de ser elegidos”, entre los que citó al recién electo senador Antonio Navarro Wolf. 

Una opinión muy similar tuvo el analista político de la Universidad de la Sabana y profesor de esa misma institución, Diego Cediel, quien aseguró que “dada la visión de país que tiene Peñalosa, lo que necesita es un vicepresidente que lo relacione un poco más con la gente y con la política actual”. 

Según Cediel, “Peñalosa es un candidato que representa una visión de país donde los problemas son distintos a los que los demás candidatos tienen en cuenta”, la cual es “mucho más contemporánea y acorde con otros países del mundo”. 

“Él tiene la mira puesta en problemas como el desorden urbano de las ciudades del país, en la anarquía del uso de los recursos públicos, en la explosión urbana descontrolada del país, esa división, entre lo regional y lo urbano, está clara”, afirmó Cediel quien agregó que “esto es una ventaja porque lo hace diferente, pero también una desventaja, porque eso no genera mucha empatía entre la gente de las regiones”. 

De acuerdo con el analista, “la imagen actual que tiene Peñalosa, es la de una especie de tecnócrata en los asuntos urbanos, en los asuntos regionales y un versado en los temas de gobierno distrital y local”. Por esta razón es que “para él puede ser muy bueno un vicepresidente que tenga ese perfil de conciliador con partidos, con gremios y en general con los estamentos de la sociedad colombiana”. 

Más aún si se piensa en un marco de postconflicto, afirmó Cediel quien agregó que “la apuesta debería ser por un vicepresidente que tenga en su hoja de vida experiencia en el manejo de lo político y quizás en el manejo con el Congreso, de ciertos asuntos como la reinserción y la resocialización de quienes eventualmente se desmovilicen de las Farc”. 

En conclusión del analista “el postconflicto le pide al vicepresidente esa perspectiva de Derechos Humanos, de los derechos políticos, de reconciliación y especialmente de conciliación con los partidos y proyectos políticos que acojan las propuestas de los guerrilleros que lleguen a desmovilizarse”.  

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