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OPINIÓN

Recibe la “mermelada”, pero no des nada

14 de junio de 2014

Abelardo De La Espriella

Abogado, empresario y escritor

Canal de noticias de Asuntos Legales

Sin duda, nos encontramos en un momento histórico: no se trata de una elección común y corriente. Está por decidirse si queremos entregarle indefinidamente la conducción de la Nación a la misma oligarquía decadente, corrupta y sin gracia que ha gobernado el país durante doscientos años de vida republicana, o si, por el contrario, le damos un voto de confianza a los nuevos liderazgos regionales.

Santos tuvo una gran oportunidad, pero la desaprovechó. Después de cuatro años, es muy poco lo que el gobierno tiene para mostrar. Esa es una verdad de a puño; pero aun así, ante la evidencia de los hechos, Santos considera que transformó a Colombia en un país del primer mundo. ¡Cuánto cinismo! El presidente, como nadie, representa ese pequeño grupo de ciudadanos que se creen los dueños del país.

Le hice hace unos días esta pregunta a un querido amigo que se dedica a la política: ¿será que la dirigencia de provincia tendrá oportunidad de surgir, haciéndole fila a Vargas Lleras, los hermanitos Galán y demás delfines de pacotilla? “Claro que no”, me respondió con profunda tristeza. Lo que hacen los políticos “cachacos” para controlar a los políticos de provincia es presionarlos a través de procesos judiciales y disciplinarios. Así de sencillo.

En Colombia la justicia se instrumentaliza para exterminar a los enemigos y mantener a raya a los que puedan eventualmente generar competencia o dar sombra. Ahí es donde está el problema: muchos líderes regionales deben, por necesidad, militar en donde no quieren estar y defender ideas que desprecian. No tienen de otra, si no quieren terminar presos o suspendidos. La “rosca cachaca” se cree merecedora de todas las dignidades y por ello no agradece nada y, por supuesto, nadie que no sea parte de ella le parece respetable o confiable.

En estas elecciones está en juego la dignidad de toda una región. La Costa no puede seguir siendo la “prostituta electoral”, que es usada y luego despreciada. Los costeños no estamos dispuestos a hipotecar el futuro por promesas vanas u ofrecimientos económicos, como piensan algunos, y este domingo hay que demostrar en la urnas que el imaginario y el alma del Caribe ni se compra ni se vende, como el cariño verdadero.

Es hora de que el pueblo caribe y el país rural despierten del letargo, no solo el ciudadano de a pie, también la dirigencia política y el empresariado, pues le estamos sirviendo en bandeja de plata lo que queda de este país a un grupo de indolentes que solo van tras el poder y a quienes poco o nada interesa la suerte de los más humildes y de los pueblos alejados de Bogotá.

Arroyos de plata corren en “Curramba”, y en el resto de mi Costa amada. Dile “no”, hermano, al que busca manchar tu conciencia. Vota con el corazón y no pienses en el bolsillo, porque el que hipoteca sus creencias le hereda tempestades a sus hijos.

Si no hay de otra y te ciega el miedo, recibe el billete, seas senador o jornalero, carpintero o pintor de los buenos. Vota como quieras, nadie se dará cuenta. Recibe la “mermelada”, no hay nada de malo en robarle a Santos, porque, como dice el viejo adagio, ladrón que roba a ladrón, tiene cien años de perdón. 

Pensemos en el país y tengamos algo claro: en la traición y la mentira, no hay futuro.

La ñapa. por fin salió de la Corte constitucional Nilson Pinilla. No solo pertenece a la rosca de la justicia, sino que, además, burló descaradamente la edad de retiro forzoso. Como si lo anterior fuera poco, completa una mora de más de 5 años en acciones de tutela que nunca resolvió. Con razón estamos tan jodidos.

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