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jueves, 27 de agosto de 2020

Para comenzar, hay que recordar que la tasa de desempleo formal a 30 de junio de 2020 ascendía a 19,8% y sumado al informal, estamos cerca a 30%, cifras record para la historia de nuestro país.

Un análisis realizado en alianza con la firma Econometría Consultores, muestra que esta realidad trae un efecto directo pero distinto, en cada uno de los sectores de la economía. El sector comercio ha sido uno de los más afectados con la pandemia y ha perdido mas de 600.000 trabajos. Tomando estos datos y sumados a la tendencia cada vez más común del trabajo virtual, vamos a tener una rápida adecuación y migración a las nuevas formas de trabajo.

Antes de la pandemia, las necesidades existentes llevaron a la población a buscar soluciones para generar ingresos dentro de la llamada economía colaborativa, entendida como la tarea o labor realizada a través de las plataformas digitales, o como dicen los expertos, por medio del punto digital de contacto, convirtiéndose en el vehículo para conectar a personas a escala global y lograr en el menor tiempo posible, satisfacer un gran número de necedades. Este tipo de dinámica económica se regula con la calificación del servicio de los usuarios, incrementando el nivel de reputación y confianza, que resulta clave para el éxito de estas nuevas formas de trabajo.

La figura de la económica colaborativa no es una novedad. Hace ya varios años es conocida a través de las plataformas Uber y Rappi, entre otras, pero al converger la pandemia con la virtualidad, hemos tenido una “explosión” de innovación tecnológica, uso de redes y publicidad digital, que se esta convirtiendo en la manera más común de satisfacer necesidades.

Las oportunidades de trabajo formal e informal a través de estas plataformas son múltiples y no siempre los esperados, pero en está crisis el estándar de trabajo ideal ha cambiado drásticamente.

No olvidemos que hace unos meses, algunas capitales de Latinoamérica hervían en medio de las protestas, entre algunos, los discursos reclamando mejores trabajos, cobertura en seguridad social y mayor remuneración. Este año y después de la llegada del covid-19 que trajo una profunda afectación en el empleo, lo que prima es la necesidad de conservar un trabajo mínimo y estable.

Todos estos nuevos y rápidos cambios nos están llevando a resultados desconocidos. La adaptación al ámbito virtual y la excepcional precencialidad laboral traerán consecuencias que van a transformar para siempre la manera de trabajar. Hay sectores que seguirán con asistencia a sus sitios de trabajo, porque la naturaleza de la labor así lo requiere. Pero, por otro lado, cada día menos personas irán de compras a un centro comercial y los viajes de negocios en la mayoría de los casos no serán ya necesarios.

La virtualidad no sólo va a imperar como una herramienta de trabajo, sino como una forma de vida, una misma persona en un mismo día podrá editar un video (Freelancer), recibir a un viajero en su casa (Airbnb), llevar a un pasajero en su carro (Uber), sacar a pasear al perro del vecino (Mywak) y preparar un proyecto de programación para una empresa ubicada en cualquier parte del mundo. (Workana)

Al final, la medida del éxito de la labor contratada será cumplir con unos resultados eficientes, en horarios fragmentados y tiempos parciales. Se verá con más frecuencia el trabajo por horas y a demanda, pues es acorde con la sostenibilidad de las empresas y la supervivencia del trabajador. Empezaremos a oír conceptos como, horario liquido, jornada flexible y empleo sostenible.

En suma, las empresas y la población productiva verán como la pandemia y sus efectos traerá desafíos para sobrevivir y buscaran soluciones con nuevas formas y acuerdos en materia de empleo.