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sábado, 23 de abril de 2022

Desde hace 52 años se celebra el Día Mundial de la Tierra. La primera vez fue en 1970 y se ha venido haciendo desde entonces. Se le asignó el 22 de abril como la fecha de conmemoración. Este año se ha elegido como tema central la necesidad de acelerar la transición energética hacia las llamadas energías limpias. Igualmente, la reducción de los gases de efecto invernadero y la disminución de residuos contaminantes que terminan en botaderos o en el mar.

Durante la pandemia del covid-19, cuando las personas tuvimos que permanecer en casa, el planeta tuvo un alivio de las agresiones que permanentemente recibe por las actividades humanas. Fue notoria la recuperación de los océanos y las especies faunísticas disfrutaron de su hábitat con seguridad. Naciones Unidas ha hecho un llamado a la restauración de los ecosistemas, tan gravemente afectados por nosotros, dado que estos sustentan todas las formas de vida en la Tierra.

A nivel país, el Gobierno Nacional ha adoptado varias políticas públicas que se desarrollan en regulación, programas y proyectos, con miras a combatir el cambio climático, adoptar la transición energética, buscar la carbono neutralidad, y promover la economía circular. Igualmente, se viene haciendo una lucha frontal contra la deforestación. Casi el mayor problema que hoy tenemos, dado que la tala de bosque la causan las actividades ilegales (ganadería, cultivos ilegales, extracción ilícita de oro entre otros) a una rata de crecimiento impresionante y de difícil control. Incluso los Parques Nacionales son hoy objeto de esta práctica suicida. Hemos declarado legalmente muchas áreas protegidas en el país, pero no son respetadas por los criminales, amenazando la conectividad de estas zonas en el país.

Se habla mucho de los gases de efecto invernadero y de cómo controlar su producción. Sin embargo, debe recordarse que la deforestación contribuye gravemente al incremento de esos gases, porque los bosques ayudan a “limpiar” la contaminación que diariamente producimos, y la disminución de ellos concentra los gases de manera peligrosa. Se tiende a culpar como el origen de este mal al uso de los combustibles fósiles, pero hay otras causas que coadyuvan y mejoran los efectos negativos de los gases, como es la deforestación. Continúan igualmente las quemas de bosque para contar con nuevas zonas de cultivo y potreros para pastar, creciendo sin control la frontera agrícola y ganadera en áreas no aptas para ello.

Es conveniente pensar que las políticas de transición energética y carbono neutralidad deben acompañarse con una campaña fuerte de siembra de árboles para reemplazar los perdidos y de poder concientizar a las comunidades sobre la importancia de cuidar el bosque. No es posible obtener los resultados esperados si no se atacan todas las causas directas e indirectas del cambio climático. Las tecnologías pueden ayudar a mejorar los procesos de combustión e industriales, avanzar en investigación y mejoramiento de las tendencias de consumo, pero debe cuidarse la naturaleza y los servicios ambientales que presta, protegiéndola de las actividades criminales que la amenazan.

La educación, en opinión de quien escribe, es más efectiva que las prohibiciones legales, la creación de nuevos delitos y la acción de la fuerza pública. Así como hace 30 años aprendimos a usar cinturón de seguridad en los vehículos, y ahora llevamos nuestras bolsas para hacer el mercado, debemos aprender que hay que cuidar el bosque porque la Tierra es nuestra casa y merece un mejor trato. Importante reflexión para el Día Mundial de la Tierra.