Agregue a sus temas de interés

Agregue a sus temas de interés Cerrar

viernes, 20 de octubre de 2023

La semana anterior, con ocasión del otorgamiento de los XVI premios Lazos a la Sostenibilidad que otorga la Cámara Colombo-Británica y la Embajada Británica en Colombia, tuve la oportunidad de escuchar nuevamente a la Dra. Brigitte Batiste en una disertación muy interesante. Habló de algo que está de moda, incluso en las más altas esferas del Estado, y que ella denomina la “Colapsología”. Consiste en esa tendencia ideológica de poner la sociedad al borde del abismo ambiental y la extinción.

Explicó cómo existen unas escalas y una interoperatividad social con los ecosistemas, que no es algo de hoy, sino que siempre ha existido a través del desarrollo económico de la humanidad. Precisó que lo importante, en últimas, no es buscar culpables de las afectaciones y daños medioambientales, sino reconocer la existencia de una trayectoria potencial de fallas sincrónicas de amplitud sistemática, y actuar ya para evitarlo a través de cambiar ciertas formas de hacer y lograr así nuevas eficiencias.

Considera que siempre existirán cambios transformacionales y que de nada sirve tener una visión catastrófica y no aceptar las realidades, ni dejar de aplicar el sentido de las proporciones, en cuanto a lo que es posible y lo que no. La gran propuesta de la Dra. Baptiste en muchos temas es la circularidad. Rehusar lo que hoy es residuo, para prolongar la vida útil de los distintos insumos y recursos que empleamos para satisfacer las necesidades diarias. Siendo conscientes de los impactos que individualmente podemos evitar a través de un consumo responsable de productos y servicios, vamos contribuyendo individualmente al propósito colectivo de mejorar la situación de los distintos ecosistemas, para que puedan seguir prestándonos los servicios ambientales indispensables para tener una calidad de vida buena.

No podría estar más de acuerdo con esa visión de las cosas. Las cacerías de brujas no sirven de nada. Tampoco pensar que el cuidado del ambiente es un tema de empresarios y que es necesario que solo ellos hagan lo que es responsabilidad de todos. Es evidente que nuestros sistemas de producción y hábitos de consumo deben cambiar, pero sin visión catastrófica. Aprender, como tantas cosas en la vida, a trabajar con y por el medio ambiente. La llamada neutralidad tecnológica debe permitir que las mejoras en ciencia, tecnología e innovación ofrezcan diversas soluciones a los problemas que hoy enfrentamos, sin que tengamos que casarnos con lo que se hace o se dice en otros países. Estos no son dueños de la verdad, ni tienen las respuestas a todo. El modelo de desarrollo no se impone, se construye colectivamente, y si parte de una concientización de lo que se puede hacer desde lo individual, mejor. Las visiones catastróficas y populistas, especialmente en época electoral, no conducen a ningún puerto seguro.

Poner a Colombia a asumir cambios abruptos, y a adoptar la senda inmediata a costa de la transición justa, no es bueno para el país y su gente. Estoy convencida que la respuesta es otra. Haber podido ver en los premios mencionados que se está trabajando con ahínco, desde pequeñas iniciativas de comunidades en regiones lejanas de nuestro país, hasta las actividades de la gran empresa en torno a la recuperación de los elementos del ambiente, hace pensar que sí se puede.

No es bueno centrar los esfuerzos en los objetivos señalados en la Ley 1715 de 2014, la ley 2036 de 2020 y la ley 2099 de 2021 exclusivamente. No es el único camino para lograr los ODS y debe existir una conversación nacional sobre qué queremos como modelo de desarrollo y qué cambios podemos hacer en nuestros sistemas de producción y hábitos de consumo. Como vamos, no vamos bien. La demanda de energía está creciendo a un ritmo de 5%, pero la oferta solo lo hace a 2.5%, y una crisis eléctrica está muy cerca. Las crisis tienen de bueno que incentivan la búsqueda de soluciones. Veremos qué alternativas creativas surgen.