Agregue a sus temas de interés

Agregue a sus temas de interés Cerrar

martes, 16 de octubre de 2018

Hace exactamente 50 años, en el podio para premiar a los competidores de los 200 metros planos de los juegos olímpicos de México DF, los atletas de los Estados Unidos Tommie Smith y John Carlos oro y bronce, descalzos, levantaron el puño con un guante de cuero negro, otros símbolos fueron exhibidos por los deportistas, una bufanda y un collar de cuentas que representaba el orgullo negro. Todo esto como protesta por varios asuntos concernientes a la raza, entre otros el (mal)trato que por aquella época se le estaba dando a el boxeador Muhammad Ali, la presencia en esas competencias de Sudáfrica y Rhodesia países con un sistema férreo de apartheid y el carácter aparentemente racista del presidente del Comité Olímpico Internacional. El black power se hacía presente en los juegos olímpicos en una época convulsionada por las manifestaciones de París en el mes de mayo de ese año y la matanza de Tlatelolco poco antes de los juegos.

La historia viene de atrás; no muchos años antes en 1947 el beisbolista negro Jackie Robinson había logrado romper la barrera racial y jugar en un equipo de grandes ligas, los en aquella época Dodgers de Brooklyn, gesta que hoy en día es celebrada en Estados Unidos por todos los deportistas, no solo los de béisbol, sin embargo, seguía existiendo diferencias entre deportistas blancos y negros.

La protesta de Smith y Carlos no fue bien recibida, se les expulsó de los juegos y en algunos casos se les comparó con los nazis, situación bien particular. Se amenazó inclusive al equipo de pista y campo americano de retirarlo de los juegos si no se sancionaba a los dos deportistas. Adicionalmente, el australiano Peter Norman simpatizante de las protestas de sus compañeros de podio y medalla de plata también fue sancionado y durante mucho tiempo los tres deportistas fueron condenados al ostracismo por autoridades y prensa.

Los juegos olímpicos nunca han estado ajenos a la situación política del momento, Hitler exhibió su poderío en los juegos del 36, mucho tiempo después más de 20 países africanos boicotearon los juegos del 76 en Monreal en protesta por situaciones de apoyo a él régimen sudafricano. Finalmente, en los juegos de Los Ángeles y Moscú países de uno de los dos bandos de la guerra fría renunciaron a participar de las competencias.

Mucho tiempo ha pasado y aún hoy se recuerda este momento como uno de los más importantes de la historia de los olímpicos. En la actualidad, las disputas son más comerciales y de mercadeo que aquellas manifestaciones; sin embargo, en la liga de fútbol americano profesional hace unos tres años se ha recordado y reiniciado una campaña de este estilo, en este caso por Kolin Kaepernick quien se arrodilla en el momento en que suena el himno americano, actitud seguida por innumerables jugadores y que ha reabierto muchas heridas pues hasta el presidente Trump ha tenido que ver con esta protesta. Al igual que a Carlos y Smith, a Kaepernick se le ha apartado de las competiciones. A diferencia de los 70’s, en la actualidad Nike, no sabemos si como apoyo al jugador o simplemente con una nueva estrategia de mercadeo lo contrató para una campaña publicitaria que aumentó ventas y también generó la quema de muchísimos productos de esta marca por parte de los usuarios indignados.

Por exposición mediática es imposible aislar al deporte de la política y seguirán existiendo manifestaciones de toda índole reivindicando algún principio, opinión o injusticia.