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lunes, 7 de octubre de 2019

El preámbulo del Código Mundial Anti Dopaje indica como principios rectores de esta entidad los siguientes: ética, juego limpio, salud, excelencia en el rendimiento, alegría y diversión, respeto hacia uno mismo y hacia los otros participantes, valentía, espíritu de grupo y solidaridad. Todos estos necesarios para la práctica del deporte a cualquier nivel y que se suponen son defendidos por esta entidad. Abro la columna de esta forma pues nada de lo anterior se vio en la maratón femenina del campeonato mundial de atletismo que se celebró en Doha, Qatar.

Todo lo que podría salir mal, salió mal, antes que nada, la hora de inicio de esta gran carrera, media noche; ya sabemos que el deporte se debe adaptar a horarios poco adecuados por temas de televisión y diferentes usos horarios, en este caso esta insólita hora fue nada menos que por las temperaturas y la humedad que en esos momentos eran infernales, una sensación térmica de 40 grados con humedad superior al 70% y para nada adecuados para correr la desafiante distancia de más de 42 kilómetros.

En un estadio con clima artificial gracias a grandes turbinas de aire acondicionado se pueden hacer las pruebas de pista, pero las carreras de calle, especialmente la maratón no se puede hacer con estas aparentes facilidades. Lógicamente el desarrollo de la competencia fue un total caos, de las 68 participantes apenas 40 terminaron, el tiempo fue más de 15 minutos más lento que el del récord de la competencia y las fotos más impactantes son de atletas en sillas de ruedas, camillas y carros de golf que son transportadas al centro de salud. La prensa habló de carnicería o escabechina, en fin, un desastre.

Tal competencia atentó contra la salud de las deportistas, no entiendo cómo la agencia mundial al dopaje no se pronunció y aún no ha indicado nada al respecto ¿Alegría y diversión? Nada de esto, las caras de las mujeres reflejaron el inhumano esfuerzo y la desazón de correr en tales condiciones. El presidente de la Iaaf, antiguo corredor nada dijo al respecto, a pesar de indicar que la salud de los deportistas era prioritaria para su organización.

Se habla de respeto a uno mismo y excelencia en el rendimiento; todas estas frases grandilocuentes no fueron defendidas en esta desastrosa carrera, que según algunos expertos podría haber llevado a la muerte a alguna corredora por el muy conocido y temido golpe de calor.

El dinero, en el deporte como en cualquier otra actividad, manda, pero ¿es necesario realizar campeonatos en lugares donde los estadios están vacíos?, donde los deportistas, por satisfacer un capricho de quién sabe quién se somete a situaciones como las mencionadas. Llama la atención cómo los dirigentes, sobre todo aquellos que en algún momento fueron atletas de élite, hacen caso omiso a estas situaciones y miran para otro lado.

En general, los deportistas no tienen voz o voto en las decisiones sobre su futuro, calendarios desproporcionados, reglamentos injustos y situaciones en las que priman otro tipo de intereses sobre los deportivos ¿No será el momento de oír a los deportistas? No hablo de sindicatos ni de grandes negociaciones generales, más bien de entender que pueden sentir o aportar los deportistas en competencias que ellos, como nadie, conocen.

Esperemos que la nueva vicepresidente de la Iaaf la colombiana Ximena Restrepo, antigua corredora que en 1992 en Barcelona llegó a las finales de los 400 metros planos, intente mirar desde la óptica de los deportistas este gran deporte.