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lunes, 29 de enero de 2024

El fútbol latinoamericano se rezagó definitivamente del europeo; lejos están los tiempos en que equipos grandes retenían a sus estrellas y podían, en los pocos partidos que jugaban contra los europeos, competir de igual a igual y ganar. La realidad por economía, por reglamentación u sobre todo organización es que los equipos europeos, no los grandes como Bayer de Múnich o Real Madrid, sino algunos medianos, están en capacidad de ofrecer a las más jóvenes estrellas del lado de acá del Atlántico salarios que son imposibles de rechazar.

En Argentina la situación es dolorosa; la devaluación que dese hace algún tiempo domina su economía hace impensable pactar salarios en dólares y cualquier salario por alto que sea, con las cifras de inflación, termina diluyéndose. Afortunadamente para ellos hay dinero de televisión y, sin excepción, los equipos tienen una buena cantidad de socios que pagan una cuota periódica y van a los partidos. Adicionalmente su campeonato es visto en cualquier parte del mundo hecho que le permite exhibir y transferir a ben precio sus jugadores.

Los jugadores, con conocimiento de su situación laboral-deportiva tienen claro que no renovar sus contratos de trabajo les permitirá buscar mejores horizontes en Europa, México, Estados Unidos o ligas exóticas como Arabia Saudita. Es por esto por lo que cada vez es más difícil para los clubes aún los más grandes retener a sus jugadores, de manera legal.

En Colombia la situación puede ser mucho más dramática que en Argentina, resulta imposible aún para los grandes equipos retener a sus jugadores, los agentes, colombianos y extranjeros tienen claro que sin mayores problemas pueden conseguir un salario que doble o triplique lo que un jugador se gana acá. No es ese el único problema que enfrentan los alicaídos equipos colombianos. La gran mayoría no tienen una base amplia de seguidores, hay equipos trashumantes que no representan ninguna ciudad, que vagan por diferentes ciudades y que no tienen un solo seguidor. Estadios vacíos a la espera de que un equipo grande les llene sus tribunas una vez al semestre y nada de indumentaria oficial que vender.

La televisión, que en otros países como Ecuador o Perú ayuda vigorosamente a los clubes, en Colombia no ayuda para nada. A los clubes grandes les paga poquísimo, mucho menos que en los países mencionados, que en el imaginario nuestro son más chicos desde el punto de vista deportivo. Adicionalmente no es fácil ver, fuera de Colombia, un partido entre equipos desconocidos, la plataforma que los transmite es desconocida fuera de nuestro territorio.

Salvo, nuevamente, unos pocos equipos de las grandes ciudades, la comercialización de mercancía oficial de un club en Colombia es poco menos que mediocre. No entiendo por qué una camiseta de un club local cuesta lo mismo que la de un club inglés; bajo ese esquema mucha gente prefiere ponerse una camiseta de Liverpool que de su equipo en Colombia; adicionalmente, la piratería tolerada por las autoridades representa una fuga de ingresos importantes.

No queda más que hacer contratos que permitan alguna forma de renovación e intentar negociar lo antes posible sus jóvenes estrellas. La figura más utilizada últimamente es la venta parcial de derechos económicos que le permite al club recibir en una transferencia posterior, sumas interesantes de euros o dólares. Casos como el de Enzo Fernández de River a Benfica y de allí a Chelsea le permitieron a River Plate recibir un buen dinero por la joven estrella que se fue a Europa.