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lunes, 30 de abril de 2018

Uno de los temas permanentes en deporte y derecho es el dopaje, cada día aparecen asuntos interesantes y nuevos sobre sustancias, deportistas y procedimientos. No pasa un día sin que se oiga hablar de un nuevo medicamento que no marca y que funciona, tampoco pasa un día sin una noticia desafortunada de accidentes o muertes de deportistas, que personalmente creo que debe ser investigada por las autoridades deportivas y sobre todo por la Agencia Mundial del Deporte que procura trabajar por la salud de los deportistas.

Tal como lo indiqué en columnas pasadas, el dopaje está en franca crisis, nadie cree, luego del tema Lance Amstrong, Chris Froome y el ganador del Óscar sobre dopaje Ícaro, en el sistema mundial de control al dopaje, ¿quién puede estar seguro de un sistema que ha sido burlado de manera permanente por deportistas y Estados que tienen como política ganar a como dé lugar?
Pagan, desafortunadamente, todas estas torpezas del sistema de control al dopaje los deportistas de la base que no tienen ni información ni los medios para defenderse. El control al dopaje y los procedimientos, al menos en Colombia, pasan por encima, de los derechos de deportistas.

Empecemos por el laboratorio, desde hace más de un año el laboratorio de Coldeportes está inoperante, no funciona pues la Agencia Mundial al Dopaje le retiró la acreditación, es decir que no sirve para hacer los análisis de las muestras de los deportistas colombianos recogidas en Colombia. Esta situación, totalmente oculta, hace por una parte que Coldeportes pierda sumas importantes de dinero al no poder recibir muestras de otros países y competencias para ser analizadas y por supuesto, como laboratorio de (aparente) última tecnología cobrar por este servicio; pues bien, desde hace más de un año no se ha recibido dinero por este concepto. Por otra parte, las muestras recogidas en Colombia no pueden ser analizadas en Bogotá sino que deben ser enviadas a Salt Lake City en Estados Unidos, con lo que esto cuesta. Nadie sabe que irá a pasar con el laboratorio, espero que pronto vuelva a estar operando.

Esto para los deportistas aumenta la dificultad en su defensa, pedir apertura de contramuestra y hacer presencia en este procedimiento hasta hace un año costaba máximo un tiquete de avión a Bogotá, ahora resulta prácticamente imposible hacerlo, pues viajar a el estado de Utah cuesta muchísimo más dinero. El deportista, por incompetencia de los que manejan el laboratorio deben asumir costos mayores en su defensa.

Pero las autoridades del mismo laboratorio ignoran los reglamentos y abren, sin autorización del deportista las muestras b, esto anula de manera automática todo el proceso, sin embargo, los miembros de los tribunales disciplinarios de las federaciones lo ignoran y a pesar de que mundialmente está totalmente superado este tema (anular el proceso de dopaje por apertura irregular de la muestra b) sancionan a los deportistas.

Apelar al tribunal arbitral del deporte cuesta mínimo US$10.000, es decir que un error por desconocimiento de quienes administran y juzgan temas de dopaje hace que un deportista o pierda cuatro años de su carrera o deba incurrir en pagar costos enormes. Sancionar a un deportista para poder decir que en Colombia se lucha contra el dopaje con todos estos absurdos hace todavía más inoperante y poco creíble el sistema. Ojalá se preparen los miembros de los tribunales disciplinarios y el laboratorio vuelva a funcionar.