La Cámara de Representantes de Estados Unidos, la mayor potencia deportiva del mundo, acaba de aprobar un proyecto de ley que indica que no podrá haber participación de hombres en deportes femeninos, en el entendido que no podrán participar en competencias femeninas las mujeres transgénero. Entiende el proyecto de ley que “el sexo se reconocerá basándose únicamente en la biología reproductiva y la genética de una persona al nacer.”
Ese proyecto de ley es el más reciente (que no el último) acontecimiento sobre la participación en competencias femeninas de personas nacidas hombre que hacen tránsito a mujeres.
Desde 1948, en los Juegos Olímpicos, se hacía verificación de sexo en las mujeres para comprobar si una mujer participante era realmente mujer y no ocultaba, de manera voluntaria o involuntaria, el sexo masculino que podría ofrecer ventajas en determinadas competencias. Se empezó con la verificación directa y en la actualidad, o más bien hasta hace poco se practican exámenes hormonales.
Algunas mujeres que encajarían en la definición de los Estados Unidos fueron excluidas de competencias femeninas pues los estudios indicaban que tenían una anomalía denominada síndrome de insensibilidad a los andrógenos (SIA) como la atleta española María José Martínez Patiño o la india Dutee Chand y finalmente la mas conocida la corredora sudafricana Caster Semenya.
El último de estos asuntos ocurrió en los juegos olímpicos de Paris en el que Imane Khelif, boxeadora a la que se les permitió participar a pesar de que la Asociación Internacional de Boxeo (IBA) le prohibió participar en los campeonatos mundiales del año pasado, después de que se informara que había fallado las pruebas de elegibilidad pero, como dice el proyecto de ley mencionado, basándose únicamente en la biología reproductiva y la genética de una persona KJhelif es una mujer.
Diferente es cuando un hombre hace transito a mujer y participa en competencias femeninas, uno de los casos más conocidos es el de Lia Thomas, nadadora transexual estadounidense, que nació como hombre y compitió sin mayor éxito en el equipo masculino de la Universidad de Pensilvania antes de iniciar a una transición de género en 2019; después de un año de tratamiento para suprimir la testosterona, volvió a competir en natación femenina con el nombre de Lea y arrasó en todas las competencias en las que participó. La superioridad de Thomas era evidente frente a las mujeres rivales.
Como se puede ver el asunto no es sencillo, antes que nada, está limitado a hombres que hacen tránsito a mujer en el entendido que a pesar del tránsito tienen algunas capacidades físicas que los hacen superiores a las mujeres. Tengo mis dudas y no sé qué ocurrirá el día que una buena gimnasta mujer decida competir con hombres.
Los problemas van desde ubicación de camerinos de estas personas hasta la paridad de quienes compiten. Día a día aparecen nuevos estudios y opiniones sobre el tema que dista mucho de estar solucionado. Hemos pasado de la prohibición total a la inclusión total y nuevamente el péndulo se mueve hacia el otro extremo.
Finalmente, y en un deporte en el que parecería que el género no modifica las habilidades de los participantes la húngara y mejor mujer ajedrecista de la historia Judith Polgar indicó que sería benéfico para las mujeres terminar con los campeonatos femeninos y dejar que las mujeres compitieran con hombres. Dijo que en el ajedrez que es un juego mental, no debería haber separación entre hombres y mujeres.
¿Quiere publicar su edicto en línea?
Contáctenos vía WhatsApp