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lunes, 25 de abril de 2022

Hace algunos días el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol indicó, palabras más, palabras menos, que el fútbol colombiano pertenecía a los 36 dueños de equipos profesionales y a algunos presidentes de las ligas del país, que era una empresa privada y que él como presidente y su comité ejecutivo solo les responden a estas personas. En estricto sentido esto es cierto; por estatutos y hasta por la propia ley, el deporte es empresa privada, un negocio como lo indica la sentencia c 320 de 1997 y por lo tanto se rige por esta lógica, no es una entidad pública ni mucho menos una de beneficencia, se rige por el interés de lucro para sus dueños.

Esto ocurre no solo con el fútbol, hay empresas que desprecian permanentemente a sus clientes, cancelan vuelos, cambian precios y dejan a los viajeros mas de 24 horas varados en un aeropuerto sin el mayor rubor pues, a pesar de estar muy vigilados y controlados por entidades de control, solo les responden a sus dueños, o al menos eso parece. Curiosamente una de estas patrocinó o patrocina a la federación.

A diferencia de lo que ocurre en otros países donde los estatutos lo prevén, en Colombia, la Federación Colombiana de Fútbol está conformada, como ya lo dije, por clubes y ligas, ni el estado, ni los jugadores, técnicos, árbitros y mucho menos aficionados hacen parte.

A pesar de lo anterior, menospreciar el poder de los aficionados me parece desafortunado, no por temas de paternalismo o por pensar que el fútbol es de todos; nada de eso, como negocio, el fútbol depende de los aficionados. En Europa con ingresos enormes por derechos de televisión, agotados en salarios, el ingreso por explotación del estadio hace parte importante del total de los dineros necesarios para administrar bien el equipo. Adicionalmente, los patrocinadores pautan en el fútbol precisamente por la cantidad de personas que miran y siguen este deporte. Una mala imagen de este deporte puede traer una caída importante de patrocinadores. Tengo entendido que la salida de Hernán Darío Gómez hace ya mucho tiempo, por un asunto de violencia de género, se efectuó por presión de los patrocinadores.

Finalmente, el poder de los aficionados se vio hace muy poco tiempo con el fracaso de la super liga europea. Un campeonato nuevo, creado por los equipos muy ricos para pasar a ser fabulosamente ricos y que no tenía en cuenta a los aficionados. En Inglaterra los aficionados de los equipos fundadores de esta liga, Manchester City, Chelsea, Arsenal, Manchester United, Liverpool y Tottenham Hotspur presionaron de tal manera que rápidamente estos equipos se bajaron de tan faraónica empresa. Los hinchas de estos equipos indicaron que el futbol no es un asunto solamente de dinero, en la cuna del fútbol como negocio, donde la mayoría de los dueños tienen a sus equipos mas como negocio que como amor a la camiseta los aficionados entendieron que no todo es dinero y que ellos pueden y deben hacer parte de algunas decisiones estratégicas de sus clubes; así no inviertan ni sean dueños.

También es cierto que por la mala conducta de sus aficionados los propios equipos ingleses han sufrido grandes sanciones a nivel europeo que los expulsó de toda competencia durante algún tiempo por el mal comportamiento de los hooligans (Heysel)

Es bueno oír a los aficionados, jugadores, técnicos y en general todas aquellas personas que FIFA denomina stakeholders traducido como partes interesadas. El fútbol no es de ellos, ciertamente, pero algo pueden decir para mejorarlo.