Agregue a sus temas de interés

Agregue a sus temas de interés Cerrar

lunes, 6 de febrero de 2023

El fútbol italiano atraviesa por una crisis profunda, de ser el mejor campeonato hace algunos años, con grandes equipos como el AC Milan de Arrigo Sacchi y Fabio Capello, jugadores imposibles de ver en otras ligas y estadios repletos se ha venido pasando a equipos con muchos problemas económicos, ingresos mermados por el descenso de los derechos de televisión y la prácticamente desaparición de Italia en los torneos internacionales; la aparición de Cristiano Ronaldo en la Juventus, me parece, fue un espejismo.

A todo lo anterior se le unió el nuevo escándalo por piruetas contables que tiene a prácticamente a todos los equipos involucrados pero que golpeó con fuerza a la Juventus que fue sancionada con la quita de 12 puntos hecho que lo saca definitivamente de carrera para participar en la Champions League 2023-2024 con el golpe económico que esto representa.

No es la primera vez que en esa liga aparecen escándalos, allá siempre es por lo alto; el Totonero o una trama de apuestas que involucró a grandes jugadores y equipos; el AC Milan descendió a la segunda división, varios jugadores sancionados dentro de los que estaba Paolo Rossi y que gracias a una disminución de la pena de 4 años pudo participar en el mundial de España y llevar a Italia a ganar ese torneo.

Luego aparece el Calciopoli, una trama en la que el director general de la Juventus, Luciano Moggi se dedicó a manipular el fútbol profesional italiano y específicamente a los árbitros para, lógicamente, beneficiar a su Juventus; en este caso se pretendió descender a su equipo de Turín a la tercera división pero al final se le dejó en la segunda.

Parece que los italianos tienen cierta predilección por los escándalos ligados al fútbol; una lástima pues siempre han tenido jugadores maravillosos con los que no es necesario nada de lo que se narra.

El caso actual es menos evidente y tiene que ver con la valoración de varios jugadores. El tema no es sencillo, nadie sabe exactamente cuánto puede valer un jugador (la transferencia). Todo el escándalo tiene que ver con unas diferencias muy grandes entre el valor contabilizado de un jugador (en realidad de sus derechos federativos) y los valores declarados en transferencias en las que poco dinero se movió pero se declararon cifras muy alejadas de la realidad.

A modo de ejemplo y con cifras meramente explicativas, digamos que un jugador cuyos derechos federativos estaban contabilizados por diez millones fue cambiado por otro jugador con un valor similar. El valor de la venta o del trueque no se hizo por 10 o 12 millones; mas bien por 25. Lo que generó una utilidad (plusvalía) importante, con un aumento en el activo, todo esto sin que entre o salga un solo euro en los equipos involucrados. Una operación puramente contable. Adicionalmente con estos números amañados se logra evadir los controles financieros de UEFA.

El problema de todo esto es que en realidad nunca se sabrá cuanto puede ser el valor de una transferencia de un jugador, aún con cláusulas de recisión, por lo que por un lado se pueden manipular datos contables, pero nada obsta por que un jugador en muy poco tiempo mejore su cotización por un buen campeonato. Es el caso de los argentinos que ganaron el mundial.

La cotización en bolsa de la Juve cayó de manera importante, los ingresos futuros disminuyen con esa sanción, no podrán contratar grandes figuras y seguramente algunos buenos se irán. Falta un recurso para saber a ciencia cierta que irá a pasar con la vecchia signora.