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lunes, 31 de agosto de 2020

Llama mucho la atención los ríos de tinta, las horas de radio, televisión y la cantidad de información en redes sociales sobre la aparente, para algunos inminente, salida de Lionel Messi del Barcelona FC. Hasta mitos urbanos se han creado alrededor de ese problema.

No voy a entrar a valorar las calidades deportivas ni del club empleador ni del jugador trabajador, es un tema que poco afecta los aspectos jurídicos, salvo que las cifras se aumentan por diez, cien o mil. Es bueno hablar desde el punto de vista legal sin hacer juicios de valor sobre la conducta del jugador o del club.

Lo primero que hay que decir es que Messi es un trabajador, seguramente uno de los mejores por resultados, pero un simple trabajador. En otras industrias habrá algunas personas que representan tanto o más dinero para su empleador; pensemos en un científico en una farmacéutica que busca la vacuna para el covid-19, un diseñador de carros o un experto en seguridad informática.

Frente a los anteriores, el Barcelona tiene alguna ventaja, pues es mucho más difícil para su trabajador dar por terminada la relación laboral sin mediar el pago de una suma de dinero que como todo lo de Messi es estratosférica (en principio). El jugador pertenece al club empleador, tiene un contrato y como ha pasado con varios jugadores, puede retirarse de este a veces gratis, a veces pagando dinero.

Igualmente, el club empleador puede dar por terminada la relación laboral con cualquiera de sus jugadores, mediante el pago de una indemnización que es mucho más baja que la que debería pagar el trabajador. Es más, el Barcelona le informó a varios jugadores precisamente esto, que se debían ir porque no estaban en “los planes” del nuevo director técnico. ¿Cuál es la diferencia? No es muy coherente esta conducta, le digo a cinco grandísimos jugadores que no quiero verlos por mis instalaciones, que se busquen la vida y sobre todo algún club incauto que page sumas importantes de dinero por dejarlos jugar, pero cuando es otro jugador el que adopta la misma conducta se considera prácticamente delictual.

Algunas informaciones erróneas han surgido, la primera es que el jugador corre el riesgo de ser suspendido por Fifa sin posibilidad de jugar, esto es no tiene ningún asidero. Desde hace más de 15 años Fifa no toma este tipo de medidas. Son poquísimos los jugadores que aun incumpliendo sin justa causa su contrato no se les ha dejado jugar, de pronto Adrián Mutu y Ariel Ortega, pero en general los jugadores no son objeto de este tipo de sanciones.

También se indicó que el jugador solicitó o va a solicitar una transferencia provisional, o algo así. Esto tampoco ocurre, los jugadores no hacen parte de la parte operativa de las transferencias, esto solo ocurre entre clubes. Un jugador solo, sin un club no puede pedirle a Fifa un Certificado Internacional de Transferencia, para esto se requiere un club que desee firmar contrato de trabajo y que será el que se encargue de realizar las labores operativas desde una página web que se llama TMS o en español Sistema de Correlación de Transferencias.

Finalmente, y no solo con Messi, no se puede obligar a ningún trabajador a permanecer en su lugar de trabajo. Por las características del fútbol y el régimen especial español de deportistas profesionales seguramente, si el contrato no ha vencido o no hay una cláusula especial de salida, se deberá pagar una suma de dinero, que en el caso de Messi seguramente no será obstáculo para salir.