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martes, 3 de noviembre de 2015

El partido del Polo Democrático que sale por la puerta de atrás con las aspiraciones de Petro para las elecciones presidenciales y de la plataforma política nacional debido a la insuficiente aceptación de sus pobres planteamientos, vio CLARAmente a una representante que decidió culpar a los medios por su derrota, más allá de haberse cuestionado en su inscripción bajo un partido al que históricamente se le ha demostrado que no le gusta el trabajo. 

Bien dice el adagio popular, “enséñale a un hombre a trabajar, y le habrás quitado un voto a la izquierda”. Nada más cierto sobre todo en esta última administración distrital que quizá cometió más delitos sociales que la propia operación clandestina del reconocido violador de la justicia Samuel Moreno Rojas, el cual bajo las medallas de su abuelo convirtió el Palacio de Liévano en un fortín de sospechosos contratos.

Y es que algo más grave que el delito del enriquecimiento a costa del erario público, es la inoperancia, improvisación y deshonra con la que Petro ejerció los últimos cuatro años de desaciertos expresados en promesas inconclusas en una ciudad que lo único que necesitaba era que trabajaran por ella. 

A los tres meses de administración, su Secretario de Gobierno, el único tipo cuerdo y decente que le queda a la izquierda en este país, Antonio Navarro Wolf, se dio cuenta de lo que se venía por delante y abandonó a Petro; la mayoría de sus votantes aún se avergüenzan y retractan; su perra Bacatá prefirió irse de su lado; y hasta su hijo abiertamente expresó la inconformidad con las posturas inconsistentes de quien podría catalogarse como el gobernante invisible más inoperante de la historia de Colombia.

En total son 45 obras inconclusas; ni un centímetro del metro; la inexistente troncal de Transmilenio por la Boyacá; 0 kilómetros de la séptima que había prometido de metrocables, “ah feo que es” dijo este champion cuando fue a Medellín a ver cómo funcionaba su sistema integrado de transporte. 

Son tres puentes peatonales; seis jardines infantiles; no reapertura del Hospital San Juan de Dios; 2.900 viviendas de interés prioritario de 70.000 que le otorgó el Gobierno Nacional; y un invaluable déficit cultural, económico, social y humano, es el legado que deja a cerca de 10 millones de habitantes, la administración espantosa de este personaje.

¿Cómo no va a volver la esperanza?; ¿Cómo no nos vamos a sentir seguros? Si el principal cómplice de la inseguridad ya armó su fiesta de despedida con arengas, pancartas; ¿Cómo no gritamos de júbilo al ver que Bogotá, después de 12 oscuros años, por fin va a tener un Alcalde?. 

Doctor Enrique Peñalosa, posiblemente no va a encontrar la Alcaldía en las mismas condiciones que el nuevo registrador Juan Carlos Galindo, a quien le deseo la mejor de las suerte en todo lo que haga, pero estamos esperanzados en que sí va a poder reconstruir las ruinas tristemente heredadas por quien fuera la personificación integral de la pereza en forma de boina.