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sábado, 27 de enero de 2024

En estos días saliendo del Instituto Nacional para Ciegos – INCI, pude sentir el humo, la afectación nasal y el ardor de los ojos por el incendio del Cerro del Cable, que según me describieron se podía ver claramente desde las ventanas de la institución.

Por esta razón pensé en las situaciones de riesgo de las personas con discapacidad y en sus protocolos de evacuación, con los múltiples incendios que sufre el país por la ola de calor y la imprudencia de algunos ciudadanos.

Recuerdo que cuando fui miembro del Comité de Seguimiento de la Convención de Discapacidad de Naciones Unidas, en Ginebra se hablaba de la tercera Conferencia Mundial de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, que se realizó del 14 al 18 de marzo de 2015 en la ciudad de Sendai en Japón, constituyendo un verdadero símbolo, ya que ha demostrado una recuperación sorprendente desde el gran terremoto del este de Japón en marzo de 2011.

En este sentido, la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas, en su artículo 11 señala que los Estados Partes adoptarán, todas las medidas posibles para garantizar la seguridad y la protección de las personas con discapacidad en situaciones de riesgo, incluidas situaciones de conflicto armado, emergencias humanitarias y desastres naturales.

Es decir, que la Convención llama la atención a la protección especial de las personas con discapacidad en situaciones de riesgo, incluidos los desastres naturales, como los que estamos viviendo ahora con los incendios derivados del calentamiento global, situación que requiere de una protección especial para las personas con discapacidad.

De esta manera, recuerdo un relato lejano de Fernando Espitia, una persona ciega que en el desastre de Armero, tan pronto escucharon la avalancha su familia salió a la calle y él al sentirse solo, se subió con su bastón a la terraza del tercer piso, siendo el único que se salvó, pero perdiendo a su familia.

En este mismo sentido, desde el Instituto Nacional para Ciegos, durante la pandemia realizamos un protocolo especial para las personas con discapacidad, teniendo en cuenta el contacto físico para guiarlas, el uso del bastón que recoge muchos gérmenes y el constante contacto con el braille público para leer con sus manos.

Por esto, hemos realizado protocolos de evacuación de las personas con discapacidad, estableciendo que en caso de emergencia un brigadista se encargue de esta persona y lo guíe a la zona segura poniéndolo a salvo.

Recordemos que el resultado de la Conferencia de la ONU sobre el Desarrollo Sostenible 2012, "El futuro que queremos", aboga por la reducción del riesgo de desastres y la construcción de resiliencia ante los desastres que debe abordarse con un renovado sentido de urgencia en el contexto del desarrollo sostenible.

Esta Declaración de Sendai, sí que involucra a Colombia, pues recuerdo que en 1985 el deshielo del Nevado del Ruiz desapareció la ciudad de Armero, el año 2014 una falla geológica borró el municipio de Gramalote y en el año 2015 desbordamiento de un río afectó gravemente al municipio de Salgar en Antioquia.

En conclusión, el marco de reducción de riesgos de desastres de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas y la Declaración de Sendai, depende de nuestro esfuerzo colectivo, para hacer que el mundo sea más seguro desde el riesgo de desastres en las décadas por venir para el beneficio de las presentes y futuras generaciones y de las personas con discapacidad por su vulnerabilidad frente a estos riesgos.