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martes, 25 de julio de 2017

Actualmente crecen los negocios vía online y no es la excepción la celebración de subastas para dicho fin, en ese sentido es pertinente saber cuáles son los riesgos que adhieren a ese tipo de contratos online en función de los contratos que se celebran para este efecto, toda vez que no tienen claridad los consumidores con quienes celebran dichos contratos, si lo hacen con el procesador de la plataforma, o con el subastador.

Así las cosas, vale decir que las subastas se realizan para todo tipo de negocios, desde la compra de bienes de lujo como obras de arte, hasta bienes de uso cotidiano de baja cuantía o bienes perecederos como cosechas y pescas que es del interés del consumidor adquirir, una diferencia especifica entre la subasta online y la realizada sin colaboración de medios digitales consiste en que el tiempo de la subasta online, el cual está previamente definido por el subastador y así los postores, que a su vez son consumidores, saben con anticipación la fecha y la hora en que el martillo caerá para otorgar la propiedad de la mercancía a su dueño, mientras tanto en las normales esto sucederá, solo cuando no se haga una mejor oferta frente a una mercancía, situación que se define en el transcurso de la subasta pero no está determinada previamente; por esta razón los postores esperan a los momentos previos al cierre de la subasta para hacer sus ofertas, en estos casos es definitiva la actuación del procesador de la plataforma para indicar vía correo electrónico si al postor si se ha realizado una mejor oferta a la suya o si ello no ha ocurrido, en este caso, se debe delimitar, quien, si en efecto es el procesador el encargado de esta obligación o si por el contrario, se ha delegado al subastador, este puede depender de la condiciones generales del negocio que hayan suscrito subastador y el operador de la plataforma que afectan en últimas al consumidor, quien desconoce estos contratos. Al interactuar mediante una subasta aparecen varios actores con distintas responsabilidades. En primer lugar se encuentra la responsabilidad que asume el procesador de la plataforma, ejemplos de estos son Google o E-bay, estos procesadores pueden establecer ciertas reglas mediante las condiciones generales de contratación que normalmente son contratos de adhesión con los subastadores para el procesamiento del negocio mencionado, por ejemplo los tiempos de la subasta que pueden ser tiempo real o en tiempos con medidas online, así mismo se encuentran las responsabilidades del negocio como el riesgo desde el momento en que fue vendida la mercancía y la entrega al consumidor final que puede corresponder al subastador o al operador de la plataforma online.

Adicionalmente, es recurrente la celebración de fideicomisos donde el subastador puede entregar a una tercera empresa el manejo de un patrimonio autónomo para que transfiera los dineros del postor al subastador y para la entrega de las mercancías por parte del subastador al postor, en estos casos, las responsabilidades varían de acuerdo a si es el subastador quien asume estos riesgos o si por el contrario una tercera empresa fideicomisaria.

Por las razones mencionadas debe el consumidor, para el caso el postor, leer con claridad los términos y condiciones y entender en caso de fallas bien sea del procesamiento de la plataforma o de la conservación y entrega de la mercancía, frente a quien podría dirigir su acción de incumplimiento o indemnización por la falta de realización de las obligaciones adquiridas en el contrato.