Agregue a sus temas de interés

Agregue a sus temas de interés Cerrar

martes, 3 de septiembre de 2019

El pasado 19 de agosto, el Business Roundtable (BR) emitió un postulado, denominado “purpose statement”, en el cual manifiestan que el propósito existencial de las sociedades va más allá de la generación de utilidades para sus accionistas y que cada sociedad tiene un compromiso común frente a sus clientes, sus empleados, sus proveedores, sus comunidades y el medio ambiente. Esta expresión podría considerarse como una elegante muestra de retórica, si no fuese porque el “Business Roundtable” agrupa a las más importantes compañías alrededor del mundo, incluyendo a importantes representantes del capitalismo como Amazon, Apple, General Motors, JP Morgan, etc.

Las reacciones no se hicieron esperar. Economistas, abogados y la prensa especializada rápidamente tomaron bandos y atizaron un debate que, en realidad, es casi tan antiguo como lo es el mundo corporativo. En efecto, ya en 1962, Friedman afirmó que la única responsabilidad de una sociedad es crear valor para sus accionistas, siempre que se mantenga dentro de las reglas del juego. Así, frente al postulado del BR, en el otro extremo del debate están los que se alinean con Friedman y sostienen, en definitiva, que la responsabilidad frente a todos es una responsabilidad frente a nadie. En este sentido, el principio de la primacía de los accionistas asegura el uso eficiente del capital y crea los incentivos correctos para una buena administración. Esta posición fue acogida, entre otros, por otro importante grupo de interés, el Council for Institutional Investors, que reúne a algunos de los inversionistas institucionales más importantes del mundo.

Este debate admite dos niveles de análisis. El primero es de carácter filosófico. Desde esta perspectiva, el debate es una continuación de uno mucho más profundo y complejo entre el capitalismo y el socialismo, el individualismo y el cooperativismo y, de alguna manera, la economía de mercado y el intervencionismo. En realidad, es posible que en este nivel el debate esconda un falso dilema. Quienes promueven la primacía de los accionistas, no ignoran que la creación de valor a largo plazo solo es posible en conjunto con la satisfacción de otros grupos de interés; no motivados por un ciego capitalismo sino por la premisa liberal de que el interés individual, como movido por una mano invisible, no puede sobrevivir aislado de otros valores e intereses sociales. Quienes promueven la primacía de los grupos de interés no desconocen, como lo menciona el BR, que la economía de mercado sigue siendo el mejor sistema para promover el bienestar general y que satisfacer a todos los grupos de interés es la mejor forma de crear valor al largo plazo para los accionistas.

El segundo nivel es más pragmático y, quizás, más relevante. Bajo esta perspectiva, la pregunta tiene que ver con el alcance de los deberes fiduciarios de los administradores. Y es en este nivel donde la retórica se encuentra con la realidad. Por ejemplo, si una empresa desarrolla una operación minera que es altamente contaminante, ¿debe la junta directiva cerrar la mina para proteger el ambiente, incluso si ello afecta sustancialmente la rentabilidad de la compañía (y, dicho sea de paso, los empleos e incluso la fuente de subsistencia de su comunidad)? O, si una empresa enfrenta una huelga, ¿debe la junta acceder a las solicitudes de sus empleados, aunque esto afecte sus utilidades y a sus clientes? O, debe la junta aprobar que la empresa venda una droga salvadora de vidas a un precio mínimo, accesible para todos, ¿incluso si ello significa que no podrá recuperar sus costos de desarrollo? En todos estos casos, ¿podrían los jueces condenar a los miembros de junta directiva por tomar estas decisiones afectando el valor de los accionistas, incluso hasta el punto de la quiebra? O, lo contrario, si no lo hacen, ¿podrían los terceros (el ambiente, los empleados, los clientes) demandar a los administradores por violar sus deberes fiduciarios frente a ellos? Ninguna de las anteriores es una pregunta fácil de responder y son cuestiones de este tipo las que están en juego en este debate. Que el mismo esté hoy en el centro del mundo societario es altamente deseable. Las respuestas irán moldeando el futuro de la humanidad.