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jueves, 10 de octubre de 2019

Desde el derecho hay muchas herramientas para las familias empresarias y las empresas familiares tendientes a que la esfera familiar, empresarial y de propiedad no sufran, ni se maltraten tanto, en su interacción. Hay toda una práctica de gestión del patrimonio familiar que va desde esquemas societarios aprovechando la libertad de configuración que permiten las SAS, mezclar ello con gobierno corporativo, o haciendo protocolos de familia, sobre lo cual ya pudimos escribir en otra oportunidad en este mismo diario.

Por la limitación de caracteres, queremos, desde nuestra experiencia en esta área de práctica, ofrecer unos consejos que, si bien parecieran ser obvios, creemos que pueden funcionarle a las empresas familiares (y a las familias empresarias):

1. Lo obvio: cuando la familia se mezcla con la empresa, y estas con la propiedad (de las acciones, de los bienes productivos, etc.), siempre habrá roces y diferencias entre quienes crearon el patrimonio (por lo general, los padres) y quienes tienen la expectativa de recibirlo (generalmente los hijos).

En tal sentido, es fundamental fijar los límites en cada una de dichas esferas. Por ejemplo, si un miembro de la familia va a trabajar en la empresa, así debe dejarse claro para todos, y deben fijarse reglas objetivas; o, por ejemplo, si a los fundadores les preocupan los esposos o esposas de sus hijos,

2. Por favor, no fijen reglas para las familias empresarias y las empresas familiares respondiendo a una necesidad específica: la enfermedad del fundador, un yerno o nuera no deseada, entre otros.

3. Es fundamental la participación activa de los fundadores, pero deben tener en mente que, en cierta medida, establecer reglas para la gestión del patrimonio familiar supone la cesión de “soberanía”. Es decir: mientras no haya reglas para todos, las reglas son las que pongan los fundadores. En todo caso, el compromiso debe ser de toda la familia empresaria, y se deben procurar los consensos.

4. Hay familias en donde hay aversión al diálogo. Es decir, donde hablar, marcar líneas, indicar cómo se sienten con uno u otro escenario, no está bien visto. Esto puede terminar generando o distanciamientos o incomodidades, o, lo que puede ser peor, una acumulación de malas sensaciones que podrían estallar. Fijar reglas para la familia empresaria puede significar una oportunidad para cerrar estas brechas.

Sin deliberación o intervención, cualquier conflicto, tensión, desacuerdo o disfuncionalidad que haya en el ambiente familiar, este será transmitido al ambiente de los negocios.

5. En el marco de los protocolos de familia hay algo importante para mencionar: este no busca que los hijos sean como los padres, sino que quiere que los hijos sean ellos mismos, preservando los valores y principios familiares. En tal sentido, tener clara la historia, el contexto familiar, y los valores y principios de los fundadores pueden ser determinantes a la hora de fijar reglas para la familia empresaria.

6. Siempre será recomendable (por lo menos desde nuestra parte) tener miembros directivos independientes, ya sea en las juntas directivas, en los comités que pueda establecer un consejo de familia de un protocolo de familia.

7. Proteja la propiedad. Si la empresa familiar está instrumentalizada a través de una sociedad, cuiden las acciones de la sociedad de terceros intervinientes (yernos o nueras con iniciativa, acreedores indeseados, etc.), impida la prenda de las acciones, fije reglas para la enajenación, entre otras.