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miércoles, 13 de enero de 2021

El año 2021 es el despertar de una “horrible noche” que esperamos que cese, pero que termine no quiere decir que todo deba volver a ser como antes, sino que tenemos la oportunidad de hacer un nuevo amanecer, repensarlo y construirlo (o deconstruirlo).

Y las empresas no son ajenas a esta pequeña gran revolución. Muchos desafíos enfrentan en lo económico, y para ello las normas deben ser un instrumento que no pueden desentonar.

Aquí los que, con la limitación del espacio que supone, creemos que son los principales retos de las empresas en lo cual lo jurídico ofrece, y podría ofrecer, algún tipo de respiro:

-Desde la perspectiva de lo laboral hay un reto enorme, y es que parece que los cierres y reaperturas con motivo de la pandemia no cesarán. Ojalá las empresas pudieran mantener a todos sus empleados. Ojalá pudieran mejorar su remuneración. Ojalá pudieran contratar más. Ojalá estuviéramos en las condiciones económicas que facilitaran esas condiciones. El reto será mantenerse, y el gran logro, será crecer. En los trabajadores está el gran impulso. A este punto, tener salud y trabajo es un gran privilegio.

-Desde lo tributario hay mucho por decir. En una columna anterior en este mismo diario tuvimos la oportunidad de sugerir algunas flexibilización que permitan los flujos de capital y facilitara el ingreso y movimiento de estos entre empresas, pero el reto va más allá.

La pandemia dejó una crisis de ingresos para las empresas. El flujo de caja está limitado y, para sobrevivir, muchas han tenido que “financiarse” con los impuestos. Esto es, sin duda, el crédito más costoso y lesivo que puede haber. Sin embargo, flexibilizar el cronograma tributario puede ser un gran respiro.

Hacer planeación de pagos cuando la marea está tan agitada (como lo está por estos días con las cuarentenas estrictas y toques de queda) es como lanzarse de frente contra las olas esperando atravesarlas.

Se viene una Ley de Financiamiento 2.0. Si la crisis es de ingresos (de todos), la solución no puede ser recortarlos. Ojalá se piense en la sostenibilidad del tejido empresarial.

-La crisis de ingresos dejó empresas sin capacidad de pago y, sin lugar a duda, las herramientas ofrecidas en los decretos legislativos son una GRAN herramienta. Empresarios: no le teman a la reorganización empresarial si sus empresas son viables. No le teman a reestructurar sus deudas.

Es un acto de humildad empresarial y de responsabilidad con los acreedores y los demás grupos de interés levantar la mano para buscar resolver una crisis de ingresos que deriva en muchas dificultades más. En las normas de insolvencia hay muchos mecanismos de alivios para las empresas que son viables pero que fueron afectadas por la pandemia.

- En lo contractual solo queremos enviar un mensaje: tanto en los arriendos como en los contratos de colaboración empresarial, o en cualquier otro contrato donde la actividad de las partes sea fundamental, es determinante llegar a acuerdos. La crisis es de todos, y entre todos debemos encontrar herramientas para solventarla.

Empresas, trabajadores y familias tienen grandes retos. Hacia adelante. Aprender las lecciones, repensarnos y crecer en equipo, en conjunto.