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martes, 17 de agosto de 2021

La “Trade Promotion Authority” (TPA), también conocido como “Fast Track Authority”, es la facultad otorgada por el Congreso de los EE.UU. al Presidente para celebrar tratados comerciales de forma expedita y sin la intervención del Legislativo, con el fin de promover la expansión del comercio internacional, el crecimiento económico y el liderazgo de ese país en el mundo.

Esta figura significa que los tratados comerciales suscritos por el Presidente no pueden ser modificados o enmendados por el Congreso, quien sólo debe limitarse a aprobarlos o a negarlos.

En el primer caso, se requiere tan solo, la votación de la mayoría simple en vez de los dos tercios que se exigen en ausencia de esas facultades.

Sin este mecanismo no hubiera sido viable que los Estados Unidos concluyera los acuerdos comerciales que ha celebrado con los diferentes países toda vez que, después de concluidas las negociaciones con el Gobierno de ese país, hubiera sido necesario someterlos al Congreso, lo que supone abrir un nuevo y engorroso proceso de negociación con los diferentes congresistas.
Es de prever que bajo estas condiciones los TLC no hubieran podido llegar a felíz término.

Entre los acuerdos concluidos al amparo del TPA puede mencionarse el GATT, que dio lugar a la OMC, así como los TLC de EE.UU. con México y Canadá, Chile, Singapur, Australia, Marruecos, Colombia, Perú, Corea del Sur y Panamá, entre otros.

No obstante, este instrumento expiró el pasado 1 de julio y los expertos han advertido sobre las implicaciones negativas que se producirían si no se renovaran esas facultades. Ello ha conducido a un estado de alerta sobre el futuro de los tratados que en la actualidad está negociando el gobierno estadounidense, como es el caso de aquellos que se encuentran en curso con el Reino Unido y Kenia.

De acuerdo con Kelly Ann Shaw, especialista en políticas comerciales y quien hizo parte de la administración Trump, es poco probable que se logre la renovación de estas facultades en lo que resta del año, e incluso durante 2022.

Los miembros republicanos del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes han hecho un llamado al ejecutivo para que dé inicio al proceso de renovación del “Fast Track” y adujeron que “sin el TPA Estados Unidos deja un vacío en el escenario internacional que los actores malignos como China buscan explotar”.

La Federación Nacional de Productores de Leche y el Consejo de Exportación de Lácteos de Estados Unidos también solicitaron la renovación de ese mecanismo.

Pero el gobierno de Biden ha ignorado estas peticiones y no parece estar preocupado en absoluto por el tema. De hecho, ni si quiera se molestó en solicitar formalmente la renovación del TPA ante el Congreso, a pesar de que esa solicitud era un acto tradicional en las anteriores administraciones.

La renuencia de la actual administración no es un hecho aislado. Se trata de una clara señal de que ese gobierno no es proclive a promover la liberación del comercio y que en su agenda no está la suscripción de nuevos tratados, lo que guarda coherencia con las declaraciones que el presidente realizó, en diciembre pasado, según las cuales: “No voy a firmar ningún nuevo acuerdo comercial con nadie hasta que hayamos realizado importantes inversiones aquí en casa, en nuestros trabajadores y en la educación”.

Así que todo apunta a que el TPA no será renovado por ahora. Ello significa que quienes están negociando tratados comerciales con ese país tienen que hacerse a la idea de que entraran en un proceso de pronóstico reservado.