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lunes, 12 de septiembre de 2022

La semana pasada, la candidata conservadora Elizabeth Truss llegó a ocupar el cargo de primera ministra del Reino Unido tras imponerse, en las elecciones del partido conservador, por 81.326 votos contra 60.399 que obtuvo el exministro de Finanzas Rishi Sunak.

Truss se desempeñó como canciller en el gobierno de Johnson durante el último año, y es la tercera mujer que llega a esa dignidad, después de ser precedida por Margaret Thatcher y Theresa May.

Le espera una tarea colosal. El Reino Unido se encuentra sumido en una profunda crisis; su economía enfrenta una inflación creciente, y los costos de energía se han disparado.

Truss anunció que se concentrará en solucionar la crisis energética y para ello planea congelar, durante 18 meses, el tope máximo de los precios de la energía que se cobrará a los hogares británicos.

Antes de su llegada, el regulador de energía, esto es, la Oficina de Mercados de Gas y Electricidad declaró que incrementaría desde el 1 de octubre el precio máximo de 1.9171 libras (2.325 euros) a 3.549 libras (4.202 euros).

A su vez, la señora Truss se comprometió a no crear nuevos impuestos y a eliminar la tasa equivalente al 25% sobre los tributos a aquellas empresas cuyo beneficio supere las 250.000 libras (288.827 euros).

Pero además de la crisis, la primera ministra deberá fijar su posición frente al Brexit porque, como bien lo señala el diario español El País, la salida del Reino Unido de la Unión Europea limitará las opciones de crecimiento de esa nación en los próximos años.

Durante el referéndum que definió la suerte de este proceso, Truss se convirtió en una defensora acérrima de la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea. Incluso, escribió en el diario The Sun que el Brexit seria “una tragedia” para la economía de su país.

Sin embargo, luego de varios años, modificó radicalmente su posición cuando sostuvo que, el Brexit traería más beneficios que perjuicios, por cuanto, el Reino Unido no solo tendría la autonomía suficiente para establecer sus propios términos, en materia de migración y libre circulación de personas, sino que, además, tendría la autonomía para negociar nuevos acuerdos comerciales con otras economías.

No obstante, posteriormente expreso que su país había vivido momentos de tensión, en su relación con la Unión Europea, a raíz de la entrada en vigor del Brexit y que las repercusiones económicas derivadas de su salida del bloque europeo han sido evidentes, por cuanto, Reino Unido registra una tasa de inflación del 10,1%, lo cual, supone uno de los peores índices en la nación desde hace 40 años cuando, en febrero de 1982, se ubicó en 10,4%

Así que Truss ha mantenido una posición ambivalente en relación con el tema lo que ha llevado a que su elección genere sentimientos encontrados. Por un lado, hay vientos de optimismo, como lo refleja la declaración de la jurista Emma Reverter quien afirmó que, la ciudadanía tiene grandes expectativas de que una de las primeras decisiones de la nueva primera ministra sea dar marcha atrás al Brexit, si realmente quiere que el país supere esta profunda crisis economía y social.

Por el otro, Gavin Barwell, exministro conservador, manifestó su descontento frente a la incertidumbre que ha generado el hecho de que la nueva dignataria no haya aclarado si está a favor o en contra del Brexit.

De hecho, hizo hincapié en que la primera ministra es “en términos generales, la continuidad de Johnson, lo que genera desconfianza”.

Lo único cierto por el momento, es que los británicos y la Unión Europea se mantienen en vilo y no saben que esperar sobre el futuro del Brexit.