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martes, 17 de octubre de 2023

En 2017 Lina Khan, quien para entonces era una estudiante en la Facultad de Leyes de la Universidad de Yale, escribió un artículo titulado “la paradoja antimonopolio de Amazon”.

Este texto, que fue considerado como un hito en materia de derecho de la competencia, cuestionó la estructura y las practicas desplegadas por esa compañía y llevo a álgidas discusiones en los círculos académicos en torno de la verdadera finalidad de las normas de competencia.

Se dice que el escrito de Khan le dio un nuevos aires y vitalidad a lo que se conoce como el movimiento “neo brandesiano”

Bajo la administración del presidente Joe Biden, Khan fue nombrada presidente de la Comisión Federal del Comercio (FTC) autoridad que, el pasado 26 de septiembre demandó a Amazon, ante una corte federal del estado de Washington.

Arguyó la Comisión que esa compañía había abusado de su posición dominante, en el mercado de las ventas en línea (online retail), al privilegiar, en sus plataformas, la venta de sus productos sobre las de sus competidores, y al castigar a los comerciantes que ofrecieran sus productos, a través de portales rivales, a un menor precio de los que vendían en Amazon.

Asimismo, afirmó que el demandado impedía a los vendedores referidos que aparecieran en los resultados de búsqueda de esa plataforma, (los invisibilizaba) como represalia a la práctica antes enunciada, conducta que es abiertamente contraria a las leyes de competencia y perjudicaba a los consumidores.

La FTC acusó además a Amazon de usar un algoritmo secreto denominado “Project Nessie”, con el fin de fijar el monto del incremento de los precios en aras de que los competidores, que utilizaban esa plataforma, reaccionaran de la misma manera y así estandarizar o uniformar los precios de esos productos.

Además, adujo la autoridad que el algoritmo se empleó para detectar los descuentos realizados por competidores que utilizaban otras plataformas con el fin de igualar sus precios.

Para la FTC, este algoritmo tenía como efecto manipular los precios, al inflarlos y desinflarlos, lo que llevó a esa compañía a lucrarse indebidamente en una suma superior al billón de dólares.
Amazon se defendió alegando que ella había dejado de usar el algoritmo, en el año 2019, y que los precios de sus productos se determinaban con el fin de hacerlos competitivos. Agregó que los rivales que utilizaban su plataforma tenían plena libertad para fijar sus precios.

Arguyó también que las practicas cuestionadas por la FTC, lejos de ser restrictivas de la competencia, por el contrario, la fomentaban y promovían, toda vez que lo que hacía la compañía era abstenerse de destacar las ofertas que no tuvieran un precio competitivo, las que ponía en último lugar para resaltar, en cambio, aquellas que tuvieran los precios más favorables lo que, a su vez garantizaba que los clientes reciban las mejores ofertas.

Así que, de prosperar las pretensiones de la FTC, Amazon tendría que dejar de destacar las ofertas con los precios más bajos, en perjuicio de los intereses de los consumidores y de los fines perseguidos por las leyes de competencia.

Finalmente, aseveró que los comerciantes eran libres de decidir si querían vender o no a través de esa plataforma.

Este litigio contribuirá, sin lugar a duda, a enriquecer el debate en torno de la interferencia de los algoritmos en el proceso de formación de precios y ayudará a definir los límites de lo que pueden, o no, hacer las plataformas respecto de los competidores que utilizan sus servicios.