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lunes, 27 de septiembre de 2021

La expresión “cuarto poder” se refiere a los medios de comunicación y a la prensa como influenciadores en los asuntos sociales y políticos de un país. Este término fue acuñado por el famoso político y escritor Edmund Burke, quien aseguró que en el Parlamento de los Comunes del Reino Unido también estaba sentada la prensa, que era en realidad el poder más importante de todos.

Sin embargo, han sido pocos los desarrollos y aproximaciones dirigidos a ilustrar la forma como los medios de comunicación influyen en la política de competencia y en las decisiones de las investigaciones de las autoridades.

Precisamente ese fue el tema del que se ocupó recientemente Leah Nylan, periodista que ha dedicado su trayectoria profesional a cubrir los más importantes casos de derecho de la competencia en Estados Unidos, en un pódcast realizado recientemente por la American Bar Association -ABA-. Nylan expresó que los medios tienen una labor crucial en la competencia toda vez que su labor es traducir un lenguaje técnico y complejo al público en general.

Aseguró que la percepción que tienen los ciudadanos y la opinión respecto de las empresas sujetas al escrutinio de investigaciones relacionadas con infracciones al régimen de competencia depende directamente de los medios de comunicación, como lo ilustra el caso de Google, Facebook o Amazon, quienes han sido sometidos constantemente al escarnio público en los últimos años.

Para Nylan los ciudadanos no son conscientes de que la competencia impacta muchos más aspectos de sus vidas de los que ellos creen, razón que impone a los medios el deber de informar sobre las implicaciones de los cambios en la política de competencia e interpretar y explicar las decisiones de las autoridades.

Un ejemplo de la influencia de los medios en el sistema de competencia es el expuesto por Angela Huyue en su artículo “The Role of Media in Antitrust: evidence from China”. Huyue analizó 1.394 noticias sobre los casos más relevantes, y concluyó que los medios de comunicación chinos presentaron sesgos contras las empresas bajo investigación, en lugar de proporcionar un examen objetivo de la historia.

La razón más importante a la que esta autora atribuye este fenómeno es el populismo o “rating”, factor que incentivó a los medios chinos a sesgar sus noticias, apelando a las creencias y emociones de sus lectores (vgr . nacionalismo).

Un caso de destacar es el del fabricante de jugos Huiyan, quien anunció el 3 de septiembre de 2008 que vendería sus acciones a Coca-Cola, lo que provocó una avalancha de noticias negativas que llevó a que el 82% de los ciudadanos se opusieran a la transacción. Tras la abrumadora cantidad de noticias que acusaban a las adquisiciones extranjeras de desaparecer las marcas tradicionales, la autoridad de competencia de china decidió prohibir la operación.

Si bien los hechos reseñados ocurrieron en un país en donde gran parte de los medios están controlados por el estado, este fenómeno ocurre en todo el mundo. De ahí que la responsabilidad de los medios en este tipo de asuntos no es un tema menor, toda vez que la transmisión de información frívola o superficial puede llevar a estigmatizar a empras que realmente no han incurrido en ninguna infracción o implicar graves presiones para que los fallos se profieran en determinado sentido, máxime cuando estas decisiones suelen depender de estudios económicos y de elementos de especial complejidad técnica que no son fáciles de entender por parte de los ciudadanos. Muy importante que los medios traten de hacer entendibles estas complejidades técnicas a la opinión pública.