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lunes, 3 de mayo de 2021

La realidad de que en el mundo hay escasez de vacunas contra COVID 19 porque los países más ricos las acapararon, elevó el interés por las vacunas rusas y chinas. Y desataron en Rusia y China una diplomacia oportunista para aprovechar esa situación.

Con la mala conciencia de que la enfermedad surgió allá, el comienzo de la epidemia China repartió mascarillas trajes médicos y respiradores en España e Italia, los primeros damnificados en gran escala y envió médicos chinos para reforzar el personal de salud. Como mayor proveedor a nivel mundial de insumos médicos, ahora con sus tres vacunas Sinopharm, Cansino y Sinovac, pretende “salvar el mundo”.

En esa estrategia ha tenido entre sus objetivos principales a Latinoamérica a través de la donación de vacunas contra el covid 19 a países como Paraguay y Brasil. Y de operaciones como la venta masiva de vacunas a Chile que, gracias a ello, logró en poco tiempo índices de vacunación de su población, superiores a los de Estados Unidos.

Pero como reza el proverbio “no hay almuerzo gratis” y esas donaciones lejos de ser desinteresadas se han utilizado para presionar a gobiernos de los países beneficiarios en favor de intereses geopolíticos de los benefactores. Así, por ejemplo, China le solicitó a Paraguay romper relaciones con Taiwán como condición para suministrarle las vacunas y exigió a Brasil, como contraprestación a la donación de las vacunas, disminuir las exigencias, a sus empresas de telecomunicaciones para construir redes 5G, con lo cual abrió la puerta para que el gigante asiático Huawei entre a competir en el mercado brasilero.

Rusia va por la misma ruta y utiliza sus vacunas como estrategia diplomática, pero a diferencia de China, solo para mejorar su imagen y no solicita ninguna contraprestación. En febrero pasado donó un cargamento de sus vacunas Sputnik V a Nicaragua, sin solicitar nada a cambio. Según el Centro de Colaboración en Legislación Sanitaria Nacional y Global de la OMS lo que Rusia desea es presentarse al mundo como un país solidario y ratificar que es una potencia con gran capacidad técnica y científica.

Las vacunas rusas son prestigiosas en occidente desde que un informe de “The Lancet” certificó su calidad y alta eficacia. Sin embargo, son escasas, por lo cual Rusia va rezagada en la vacunación de su propia gente y no tiene inventarios para atender la enorme demanda fuera de sus fronteras.
Según The Economist China y Rusia quieren establecer nuevas reglas geopolíticas para lo cual se están presentando como buenos socios económicos, y diplomáticos. Todo ello en aras de fortalecer su presencia global y de profundizar sus relaciones bilaterales con otros países, incluidos los de América Latina.

Les ayuda mucho para ello el gran vacío que Estados Unidos ha dejado en la materia. Trump concretó la compra de los mayorees inventarios de Pfizer, Moderna, Johnson y Johnson y Astra Zeneca lo que le ha permitido a Biden vacunar a más de 140 millones de personas en los primeros 100 días de su gobierno y comenzar a contener la pandemia. Tienen muchas más vacunas de las que necesitan, pero hasta ahora no han realizado ninguna donación, aunque Biden ya anunció que compartirá millones en los próximos días, pero de Astra Zeneca, la única que no se ha inoculado a nadie en su país. Ahí cabe otro proverbio. Esa vacuna tiene el problema -en estudio- de que puede producir coágulos letales, pero “a caballo regalado”….