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lunes, 18 de septiembre de 2023

Los litigios y discusiones en torno de la inteligencia artificial (AI) son cada vez más numerosos y amenazan con crecer hacia el futuro de manera exponencial.

El pasado viernes 8 de septiembre algunos escritores, entre ellos Michael Chabon y David Henry Hwang presentaron una demanda ante una corte federal de la ciudad de San Francisco, California, en contra de la compañía OpenAI.

Chabon y Hwang argumentaron que esa empresa habría copiado y usado sus obras de manera inapropiada con el fin de entrenar y desarrollar ChatGPT.

Afirmaron que la plataforma intentó replicar sus estilos gramaticales y que los textos generados por el chatbot constituyen obras derivadas de las suyas, lo que, según ellos, constituye una violación de sus derechos de autor.

Esta demanda se suma a la acción de grupo instaurada en junio por otro grupo de escritores en contra de OpenAI y a una acción presentada por la comediante Sarah Silverman, junto a dos autores más, quien esgrimió la violación de las normas de propiedad intelectual y derechos de autor, por parte de ChatGPT, sobre las bases de que sus memorias fueron copiadas "sin consentimiento, sin crédito y sin compensación".

En el campo del entretenimiento, las herramientas de IA pueden producir canciones en las que se imita la voz de los artistas o generar imágenes emulando el estilo de reconocidos pintores, lo que hace prever que, en el futuro, se multiplicaran las disputas entre los autores y las compañías de IA.

Para completar el panorama, la polémica se ha extendido al mundo universitario en donde la IA ha generado no solo preocupación sino pánico.

Así, el Departamento de Admisiones de la Facultad de Leyes de la Universidad de Michigan, prohibió el uso de IA, y exigió a los aspirantes declarar expresamente que no habían utilizado estas tecnologías en sus solicitudes de ingreso. De lo contrario, la admisión podría ser revocada o el estudiante expulsado.

Lo anterior con el propósito de que los aplicantes ingresen a la universidad por sus propios méritos y no valiéndose tramposamente de la IA.

La Facultad de Leyes de la Universidad de Arizona adoptó un enfoque diferente al permitir que los aspirantes utilicen la IA, pero siempre y cuando lo revelen en sus formatos de aplicación y manifiesten que la información proporcionada es precisa.

Stacey Leeds, Decana de esta facultad, ha expresado que los aplicantes no pueden utilizar estas herramientas para proporcionar información falsa.

Por su parte, Jennifer Frederick, directora ejecutiva del Centro Poorvu de Yale para la Enseñanza y el Aprendizaje, ha manifestad, que, lejos de pensar, esa universidad, en prohibir el uso de la IA, pretende, por el contrario, utilizarla como una aliada en el proceso de aprendizaje.

Considera que la IA, no solo significa un mero cambio tecnológico, sino que representa un momento de la sociedad que está poniendo en tela de juicio nuestra concepción del ser humano, del conocimiento, del aprendizaje y de su significado.

Se debe pensar, más bien, en brindar a los estudiantes políticas y orientaciones que permitan determinar cuándo y cómo es aceptable el uso de la AI.

Para Jenna Lyle, vocera del Departamento de Educación de la ciudad de Nueva York, la preocupación radica en que la IA pueda impedir que los estudiantes desarrollen habilidades que son cruciales para su óptimo desempeño académico y profesional, como por ejemplo el pensamiento crítico y la identificación y solución de problemas.

Todo lo anterior sugiere que el futuro de la IA se avizora bastante turbulento, plagado de litigios y de álgidas discusiones que irán decantando y definiendo los límites y responsabilidades de los desarrolladores de estas plataformas.