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lunes, 11 de marzo de 2024

La inveterada tensión entre el sistema multilateral de comercio y la sostenibilidad ambiental adquiere cada vez más importancia ante la inminencia de la crisis climática global.

El pasado 27 de febrero de 2024, en la Decimotercera Conferencia Ministerial (MC13) celebrada en Abu Dabi, los miembros de la OMC discutieron la necesidad de que todos ellos se empeñen en diseñar y adoptar políticas comerciales encaminadas a la protección del medio ambiente y al desarrollo sostenible.

Allí se debatieron temas relacionados con las subvenciones a la pesca y la agricultura, la necesidad otorgar un trato diferenciado, a los países en vía de desarrollo. en la implementación de algunos acuerdos (como el de la pesca), entre otros.
Sin embargo, hasta la fecha no se ha adoptado ninguna decisión concreta sobre los puntos materia de discusión.

Aunque la sostenibilidad y la preservación del medio ambiente son motivo de preocupación para la OMC, no se avizora una solución a esos problemas hasta que no se cuente con la voluntad, por parte de los estados miembros, de llegar a acuerdos multilaterales en esa materia.

En este sentido Colombia, a través del ministro de Comercio Germán Umaña, puso de presente que los países miembros no pueden imponer medidas medioambientales, de manera unilateral, sin quebrantar los principios del GATT. Por consiguiente, cualquier decisión que se adopte debe tener un carácter eminentemente multilateral.

Un tema de especial inquietud en la comunidad internacional es el relativo a la migración de industrias altamente contaminantes hacia países menos desarrollados o “paraísos de polución” (“dumping ecológico”) en donde las normas ambientales son más laxas.

También preocupa que las naciones, en vía de desarrollo, son las que asumen la mayoría de los costos ambientales derivados de la extracción de sus recursos destinados a satisfacer los insostenibles hábitos de consumo de los países industrializados.

Así, los estados más pobres, como la India, son los que actualmente padecen, en mayor medida, estos costos, a saber, la alta contaminación del aire, del agua, etc., mientras los ciudadanos de los países desarrollados son los que representan la mayor demanda de los productos que elaboran las industrias más contaminantes del mundo, como la textil, la de carne vacuna, la agroindustria, etc.

Un documento de CUTS International, expresa que, para mitigar el impacto ambiental del comercio, es necesario que las Estados dirijan sus políticas, no sólo a modificar los procesos de producción (para que sean más amigables con el ambiente), sino también a modificar los hábitos de consumo de los ciudadanos, a través de la educación, la publicidad ecológica, la implementación de programas de sensibilización y con la denuncia de prácticas insostenibles como algunas subvenciones a la agricultura.

En un mundo plagado de conflictos bélicos, y crecientes tensiones geopolíticas, la pregunta es ¿cómo se puede lograr que los países participen en estos debates y adopten medidas multilaterales encaminadas a la modificación de los hábitos de consumo de sus habitantes?

Lo cierto es que mientras aparece una iniciativa clara, por parte de todos los países, algunos miembros de la OMC avanzan decididamente hacia la imposición unilateral de sus propias políticas de sostenibilidad. Es el caso del mecanismo de ajuste en frontera al carbono de la UE.

Por lo tanto, resulta imperativo agilizar los acuerdos que faciliten un equilibrio entre las condiciones de los países en desarrollo y los ímpetus que han motivado iniciativas como las previamente mencionadas. De lo contrario se prevé que la crisis actual del sistema de comercio multilateral se va a profundizar de manera grave con impredecibles consecuencias.

*Gabriel Ibarra Pardo, Socio de Ibarra – Rimón