Agregue a sus temas de interés

Agregue a sus temas de interés Cerrar

sábado, 21 de mayo de 2022

Con el sonsonete de “más de los mismo” nos viene engatusando la izquierda todas las últimas elecciones. Todo candidato que no representa la extrema izquierda es “más de lo mismo”, obligada sucesión de Uribe y su supuesto y nunca denunciado penalmente -y menos aún probado- paramilitarismo. Y ahora lo mismo con “Fico”. Que son las élites de siempre, que es corrupción, que con él nada cambiará (claro, cuando el único cambio válido es la conversión de Colombia en un estado más de la tan anhelada para la izquierda República Bolivariana de Venezuela).

Y resulta que es Petro quien es más de lo mismo. Sí señor. En mi opinión, y lo infiero de sus discursos, actitudes y propuestas, Petro es claramente un populista exponente de la extrema izquierda, aquella amiga de las expropiaciones, de tomar el poder para perpetuarse en él -alegando que cuatro años no son suficientes para efectuar los cambios perseguidos por ella-, disgregadora, polarizadora; aquella que no tiene escrúpulos en hacer de los países de los cuales se apodera, parias del mundo, ejemplos no solamente de pobreza sino de regímenes que abusan a más no poder de los derechos humanos: nicaraguas, coreas del norte y, por supuesto, venezuelas. Después de tantos años de revolución bolivariana, ¿dónde está la clase media venezolana? (aquí, en Colombia y llegaron como mendigos); lo que ha dejado la revolución, al igual que en Cuba, es un reguero de pobres resignados al silencio cómplice con el régimen, so pena de ser atropellados inmisericorde e impunemente por este. Sí, Petro es más de eso, que viene a ser de lo mismo que tenemos tan cerca. No veo yo que en Venezuela haya una prosperidad como la que debió llegar luego del “cambio” prometido por Chávez ¡hace como 20 años! Y eso que ellos contaban con la riqueza inmarcesible del petróleo. Hoy es una miseria de país, ejemplo lamentable no solo de cómo una élite de gorilas puede dar al traste con todo -menos la riqueza de sus allegados-, sino también perpetuarse en el poder torciendo las reglas de la democracia: persiguiendo y oprimiendo a la oposición, encarcelando, torturando y asesinando a todo aquel que se atreva a denunciar al régimen y, a la vez, enriqueciendo al círculo de los cercanos al poder. Eso es Venezuela, eso es Cuba, eso es Nicaragua y, ¿por qué no?, eso puede ser Colombia con Petro. O, ¿qué decir de la oscura actitud de Bolívar enterrando a “Fico”? (qué tal que hubiera sido al contrario, ¿se imaginan el escándalo de la izquierda?: habrían destruido lo poco que queda del Mío y Transmilenio; habrían incendiado el país). Pero como es la izquierda la que sugiere dar de baja a “Fico”, pues es simplemente algo simpático, alocado y que le pone un poquito de sazón a la campaña electoral: sí, un poquitín de sabor a sangre, sangre burguesa, sangre derramable como tantas veces lo demostraron los guerrilleros al país durante años de impune terror salvaje, sí esos. La extrema izquierda está enseñada a tomarse una cantidad de libertades, también extremas, que luego, cuando está en el poder, son oleadas de abusos salvajes como lo demuestran los casos de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Sí, más de lo mismo que pulula por los alrededores, por el vecindario.

PS: que no se nos olviden las visitas a la Picota y el “perdón social”. Forzoso es reconocer que será un verdadero pacto “histórico”. Y más de lo mismo: con su entierro “simbólico”, le han puesto una lápida al cuello a “Fico” (lo que recuerda la forma como hicieron salir a Fajardo de una universidad en Pereira, con explosión de petardo incluida y amenazas de encapuchados). ¿No es eso más de lo mismo? Y, más de lo mismo, ¿no es Petro, finalmente, la jugada maestra de Santos?