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viernes, 23 de febrero de 2024

El mercado legal en Colombia ha evolucionado. Desde 2015 vimos cómo se terminaron consolidando marcas en el mercado sin que los grandes jugadores sintieran que fueran competencia y básicamente se les creció el enano. Tal vez desde hace un par de años el mercado se está de nuevo reconfigurando, no solo por cuenta de las variaciones económicas mundiales, sino porque han llegado jugadores internacionales nuevos a la mesa legal, sino incluso el interés de algunas las Big Four en entrar pisando fuerte en esta competencia por los servicios legales. Claro ejemplo el mío, que hoy hago parte de la más grande ellas.

Los grandes desafíos que tienen los servicios legales ya no pasan solo por los retos tecnológicos. Uno de los que considero que es de los más desafiantes es la capacidad que tendremos de retener talentos de generaciones que hicieron bien en entender que el bienestar ya no es solo un discurso de marca, sino que por el contrario tiene mayor relevancia que el propio significado de un buen salario.

Y es que, si se mira el ingreso de personas a las facultades del Derecho, podemos evidenciar que ser abogado de corbata, con la rigidez que en algunos casos se vive el ejercicio profesional y la falta de pensar fuera de caja, está por generar retos inmensos en recursos humanos para empezar a adaptar el modelo a generaciones que, a diferencia de otras, no tenía las oportunidades que hoy brindan las plataformas digitales de acceder a conocimiento e ingresos que compiten ampliamente con las formas tradicionales de negocio.

La rotación excesiva de personal vuelve a los equipos poco competitivos, pues las curvas de aprendizajes son muy costosas en términos del ritmo con el que se deben seguir prestando los servicios sin sacrificar la calidad. Esto no es nuevo pues la renovación generacional está a la vuelta de la esquina y quienes estamos llamados a suceder ese rol de liderazgo, debemos estar preparados pues hoy incluso nuestros clientes están midiendo otro tipo de estándares para la contratación, entre ellos, el clima laboral.

Por supuesto que hay otros factores externos que implican tener que reinventarse. La crisis económica mundial, el proceso de desaceleración de la economía colombiana y la falsa creencia en países de la región de que los abogados son un gasto -a diferencia de cómo se ve en países con mayor desarrollo para los cuales nuestros servicios son una inversión en seguridad- nos deben llevar a educar al consumidor de servicios legales para que el mercado no entre en crisis abierta por cuenta del recorte de presupuestos que muchas empresas están empezando a realizar para ajustar la caja.

Dejo de último uno de los retos que desde la pandemia se viene hablando con mayor auge y es el aprovechamiento de la tecnología para facilitar la prestación de servicios y garantizar en algunos servicios que lo permiten, la estandarización de calidad. Es importante que las firmas colombianas entiendan que la tecnología es un aliado o enemigo según la visión que se tenga. En Europa y otros países hace rato se implementaron modelos de legal tech que hacen costo beneficio mucho más atractiva la oferta de valor de los servicios jurídicos.

Así que como prestadores de servicios tenemos que reinventar la rueda, pues de lo contrario pasaremos a la obsolescencia por ser expertos en un mundo que ya no existe.