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sábado, 24 de abril de 2021

Hace algunos días cuando se anunciaba en los corrillos del Congreso y en los salones del Palacio de Nariño que pronto vería la luz una nueva reforma tributaria, el país esperaba con preocupación si los anuncios sobre aumento de impuestos serían ciertos. Y lo fueron, con una inesperada y abierta reacción de todos los sectores políticos, gremiales y económicos en contra de esta reforma, sin una sola voz de apoyo en su favor. La anunciada reforma, cuando aún no se había presentado a la sociedad, ya hacía presagiar que, en el pico más alto de la pandemia, no dejaría indemne a un gobierno golpeado por una altísima oposición y una gran desfavorabilidad en la opinión pública. Es cuando, los analistas nos preguntamos, ¿a quién escuchó y de quien se dejó aconsejar el Jefe de Estado para presentar al Congreso y al país una reforma tributaria ya en la parte final del tercer año de mandato y cuando se avecina una campaña electoral trascendental para el futuro del país, en uno de los peores momentos de los últimos años en nuestra economía?

Surgen muchas preguntas, más en momentos en que, en términos de la pandemia, la reforma se encuentra intubada en la UCI y solo se salvaría con amplios y complejos consensos que preserven la clase media y la canasta familiar, los cuales parecen imposibles con un Ministro de Hacienda intransigente, que ni siquiera conoce el valor de los productos de la canasta familiar. ¿Era este el momento oportuno de una nueva reforma tributaria, cuando la crisis económica llega a su pico más alto? ¿por qué el Presidente no consultó el contenido de la reforma con los jefes y voceros de las bancadas parlamentarias antes de radicar el articulado ante el Congreso? ¿contaba el Gobierno con las mayorías suficientes que avalaran una reforma que iba dirigida a golpear la canasta familiar y a la clase media a menos de 11 meses de las elecciones?

Los resultados de la imagen presidencial y de favorabilidad del gobierno reflejan los efectos de una reforma equivocada en su contenido como en su momento, sin siquiera contar con el apoyo unánime de su propia bancada, con una oposición radical incluyendo la de los principales partidos que le han acompañado durante estos casi tres años de gobierno, a quienes se han sumado los gremios, los empresarios, los sindicatos… Y más grave aún el escenario actual para este gobierno y sin duda, para su partido político en las elecciones que se avecinan, con un anunciado paro nacional que rechaza la reforma tributaria, al igual que las políticas equivocadas de un gobierno con unos pésimos resultados sociales y económicos, que refleja unas cifras muy negativas de percepción y respaldo ciudadano.

Cabe entonces preguntarse que hará el Presidente de la República si, como los pronósticos lo advierten, la reforma sigue los pasos del Titanic, ¿cuál será el as bajo la manga del Gobierno para recaudar los recursos necesarios para superar esta gravísima crisis fiscal por la que atraviesa nuestro país?

Soy un convencido de que las soluciones para enfrentar esta gravísima crisis económica que vive el país, están a la vista, y a las que todos los colombianos nos sumaríamos aún saliendo a las calles a respaldar al Gobierno de ser necesario: llegó la hora, sin vacilaciones, de reducir el gasto público, recortar la planta de personal y de contratistas de las entidades públicas en todos sus niveles; incentivar los proyectos de pequeña y gran minería; eliminar las exenciones tributarias injustificadas; cortar de raíz o por lo menos reducir a sus justas proporciones (parafraseando al expresidente Alfonso López) la corrupción que en cifras de la Contraloría General para el año 2017 superaba los $50 billones de pesos (la quinta parte del presupuesto anual); atacar de frente la elusión y la evasión tributaria, incluyendo, vía una reforma al Código Penal que permita castigar con cárcel el delito de defraudación o evasión tributaria a todo colombiano que afecte la base gravable y/o el impuesto a cargo. Llegó el momento de que todos los que tengamos capacidad, solidariamente, según nuestros ingresos y patrimonio nos apretemos el cinturón y rememos a la orilla de la recuperación económica de nuestra Patria, de la mano con el Gobierno Nacional que ponga su grano de arena combatiendo la corrupción y la evasión fiscal.