Las medidas para contrarrestar el flagelo de las drogas en Colombia por parte del actual gobierno son nulas, basta examinar el número de Colombianos extraditados por narcotráfico pese a cientos de solicitudes, el número es bajo con respecto especialmente al gobierno anterior, si bien hoy todos sabemos que es el “micro -trafico” es por el anterior gobierno quien impulso tareas al final de su segundo mandato para combatirlo, falto tiempo no solo para lograr extraditar al mayor cartel de narcotráfico del mundo a los Estados Unidos, falto también tiempo para tener más verticalidad en la política antidrogas.
Aparecer en plena campaña derrumbando un muro de una infeliz “olla” de Bogotá, no dice nada, máxime porque quien corta la cinta ha sido un cara dura con el mayor cartel de narcotraficantes que la historia conozca en el mundo, así es las Farc, esta organización de terror, es calificada por la DEA como el cartel que más exporta cocaína en el mundo, como también el mayor grupo que controla las rutas del narcotráfico en América, así las cosas hablar hoy por hoy de “micro-trafico” y pretender tumbar unas paredes de algo que nadie habita, no solo es majadería en su máxima expresión, también es un acto de subestimación a todo un país.
Si de hablar de tráfico de drogas podríamos afirmar, que lo que se denomina “micro-trafico” ya no es tan micro, y que hoy por hoy los narcotraficantes han puesto su ojo en el mercado interno, pues hay para ellos menor riesgo de ser extraditados por un lado, y por otro existen menos riesgos en el mercado interno que en las llamadas rutas y “escampaderos” del narcotráfico global, hoy por hoy se puede llegar a afirmar que nuestra sociedad, nuestras nuevas generaciones están siendo víctimas del más sucio flagelo, el narcotráfico que tantas vidas se ha llevado y tantas consume a diario.
No podemos seguir dando diminutivos al flagelo que se está llevando a nuestros niños, el “micro tráfico” no es la mínima expresión del narcotráfico, por el contrario es la estrategia de los delincuentes para contrariar a una sociedad y a sus instituciones, los planteamientos han sido amplios, desde la penalización de la dosis personal, hasta la posibilidad de asistir clínicamente al enfermo por adicciones a sustancias alucinógenas que generan dependencia, y cuanta porquería existe en las calles para generar dependencia a nuestras jóvenes generaciones, y terminar de matar a las que contaminaron con la droga ayer.
El debate no puede ser ideológico desde luego, tampoco puede ser un asunto de campaña debido a las bajas cifras de intención de voto; la persecución a los mal hechores del narcotráfico tiene que ser contundente, vertical, firme y coherente; por eso llama tanto la atención que el gobierno nacional quiera hacerle creer a más de un incauto, que anda preocupadísimo con el asunto de drogas ilícitas, cuando en su agenda no ha existido intención diferente a buscar su legalización, a tener una sociedad permisiva con el fenómeno de las drogas el cual por cuenta de esta administración ya no es tan fenómeno.
Muchas familias que hoy y ayer han padecido el terror de la drogadicción en lo más íntimo, no entienden cómo puede un gobierno hablar de lucha contra el narcotráfico, cuando en lo que llevamos de este periodo las cifras de narcotraficantes extraditados es una de las más bajas de la historia, así también la política criminal en lucha contra el narcotráfico no ha sido ni siquiera tocada por el actual gobierno, pero lo peor aún el gobierno en lugar de usar el “bulldozer” en la habana, fortalece las vigas del muro que protege en cuba al mayor cartel de drogas del mundo, así es las Farc.
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