Agregue a sus temas de interés

Agregue a sus temas de interés Cerrar

sábado, 9 de enero de 2016

Nadie duda de la urgencia de tener un régimen tributario adecuado a las necesidades del país, pero como sucede siempre que se toman grandes decisiones, la oportunidad es fundamental. El exministro Juan Camilo Restrepo escribió en 2006 que las reformas tributarias estructurales son como las hidroeléctricas, porque, dada su magnitud: “….hay que diseñarlas y construirlas cuando no se necesitan, porque cuando se requieren no hay tiempo de hacerlas”.   

 La Ley 1739 de 2014 ordenó crear una Comisión de Expertos para estudiar algunos aspectos del régimen tributario y  proponer reformas desinadas a  hacerlo más equitativo y eficiente; no se refiere a un proyecto de reforma estructural. Con esta medida, probablemente el Gobierno y el Congreso quisieron dejar a los colombianos un mensaje de esperanza, frente a las reiteradas y desafortunadas reformas tributarias de los  años recientes y a  los severos incrementos en las cargas tributarias que trajo la mencionada Ley. 

La Comisión, conformada por una selecta nómina de distinguidos profesionales, ha venido trabajando con tesón y ha entregado en informes periódicos las recomendaciones que considera más adecuadas para el logro de los objetivos propuestos.

No obstante, durante el año transcurrido desde cuando se ordenó la creación de la Comisión la situación económica del país se ha deteriorado de materia significativa, hasta el punto que, siguiendo al exministro Restrepo, se puede decir que ahora la reforma estructural es urgente pero no hay tiempo para hacerla.  

Esta circunstancia no fue ignorada por la Comisión de Expertos, porque se trata de legislar para este país, no para el país de las maravillas. 

Más aún, estimo que  no hubiera sido responsable, de parte de los comisionados, ignorar la situación real del país y limitarse a proponer medidas teóricas, propias de las épocas de vacas gordas, o circunscribirse a medidas para las entidades sin fines de lucro o para combatir la evasión: se requiere algo más que eso para obtener los recursos que se necesitan con urgencia y para hacer el sistema tributario colombiano más equitativo y eficiente.

Es probable que en épocas de bonanza la Comisión no hubiera recomendado algunas medidas, por ejemplo mantener el cuatro por mil, incrementar tres puntos el IVA o gravar nuevos productos; pero la situación económica que vive el país y las perspectivas a corto plazo son otras. Además, la entrega del informe final de la Comisión de Expertos coincide con las discusiones sobre el salario mínimo y el impacto de una inflación y una devaluación crecientes, el mayor deterioro del precio del petróleo y de otra serie de indicadores económicos. 

Esta coyuntura desfavorable hace pensar, que aunque es ideal y absolutamente necesaria una reforma tributaria estructural, el momento para promoverla no es el mejor. Dadas las circunstancias, quizá hoy convienen más las medidas de choque, como la eliminación de los beneficios y prebendas injustificadas y la adecuación de las tarifas de impuestos.