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sábado, 13 de marzo de 2021

El mes de marzo es, por razones obvias, una época propicia para reflexionar sobre las juntas directivas. En el período del año en que se nombra buena parte de los directores de las empresas del país, bien vale la pena preguntarse ¿qué factores contribuyen al éxito en la gestión de una junta directiva?.

Según la literatura especializada, hay una serie de medidas que deberían contribuir al éxito en la gestión de una junta directiva. Algunas son obvias, como la de exigir que solamente puedan ser directores personas con una sólida formación académica y una amplia trayectoria en el sector. Otras, tal vez menos obvias, apuntan a la conveniencia de que los directores tengan inversiones relevantes en el capital de la compañía, buscando un mayor compromiso e involucramiento; o que un número relevante de los directores sea independiente, buscando neutralidad e imparcialidad; o que un número mayoritario de directores sean jóvenes, en algunos casos, o tengan mayor edad, en otros casos.

En un artículo publicado en septiembre de 2002 en la revista Harvard Business Review, el profesor Jeffrey A. Sonnenfeld plantea que no existe evidencia empírica que demuestre que la implementación del recetario de medidas formales tradicionalmente recomendadas para las juntas directivas garantice, por sí mismo, una gestión exitosa.

En la fallida Enron, por ejemplo, los directores tenían una participación accionaria relevante; mientras que, en la exitosa y admirada General Electric, los directores no tenían participación accionaria de relevancia.

Por otra parte, empresas como Enron, LTV Steel, CKE Restaurants, Kmart, Warnaco, Casino Resorts, Federal-Mogul y US Airways, tras tener un número de directores independientes relevantes, fracasaron; mientras, que en diferentes etapas, compañías exitosas y bien administradas como Intel y Southwest tenían muy pocos directores independientes.

Incluso, ni siquiera el nivel de preparación, experiencia o prestigio de los directores es garantía de una exitosa gestión de la junta directiva de una compañía. Empresas como Kmart, Warnaco, y la misma Enron, que contaban con un equipo de directores de altísimos niveles de formación, experiencia y prestigio, fracasaron estruendosamente.

Como lo sugiere el profesor Sonnenfeld, un ingrediente fundamental parecería ser clave para la gestión exitosa de una junta directiva. Se trata de su cultura, la cual, está íntimamente relacionada con los valores de sus integrantes. Las juntas directivas en las que se promueve una cultura de respeto a la opinión ajena, de cumplimiento estricto de compromisos y horarios, de ética del trabajo y el esfuerzo, de intercambio cándido y fluido de información, de buena fe y de honestidad, de solidaridad, de búsqueda del bien común y de tantos otros valores relevantes, tendrán mayores probabilidades de tener éxito en su gestión.

La observación del profesor Sonnenfeld pone nuevamente el acento y el foco principal en el lugar en que debe estar: en la importancia del hombre y de su comportamiento como el factor fundamental del éxito de la gestión de una junta directiva, en contraste con las ya mencionadas fórmulas un tanto mecánicas y de dudosa eficacia. Que sin duda podrán tener algún efecto, pero ciertamente no son, por sí solas, determinantes.