La orientación del proyecto de Estatuto Aduanero es completamente diferente a la que hemos tenido en vigencia del decreto 2685 de 1999.
El decreto 2685 es un estatuto de corte tributario y fiscalizador, mientras que, este proyecto propone un modelo en el que se va a procurar la facilitación del comercio internacional, más acorde a las funciones de la autoridad aduanera. Esto implicará también un esfuerzo para cambiar de mentalidad sobre los funcionarios de aduanas.
Han pasado cerca de 15 años en los que la dinámica del comercio exterior ha cambiado radicalmente en Colombia desde que el decreto 2685 entró en vigencia, el primero de enero del 2.000.
Éste es un reto inevitable de atender. En estos años se han firmado Tratados de Libre Comercio (TLCs) importantes, se extendió el manejo de dispositivos electrónicos y la lucha contra el terrorismo ha impuesto también nuevas dinámicas en el control aduanero como la implementación de los Operadores Económicos Autorizados (Oeas).
Aunado a esto, el comercio exterior se ha incrementado bastante, haciendo cada vez más importante ajustar los controles para promover el paso de las mercancías por las aduanas en condiciones más sencillas.
No se pueden olvidar los datos que el Dane ha dado a conocer sobre el desempeño de los sectores exportador e importador: las exportaciones pasaron de US$13.158 millones(FOB), en el 2010, a US$54.795 millones (FOB) en el 2014, es decir, en estos quince años han crecido más del 400%. Por su parte, las importaciones pasaron, en el mismo periodo, de US$11.757 millones (CIF) a US$64.029 millones (CIF), lo que implica un crecimiento superior al 540%.
Lo negativo de este crecimiento del comercio exterior es que se ha concentrado en el sector de hidrocarburos. Parte de lo que puede hacer el gobierno para diversificar la oferta exportadora es simplificar las normas aduanera para facilitarle a las empresas colombianas integrarse en la economía global.
Sólo 3.170 empresas exportan constantemente en Colombia, de acuerdo con los datos divulgados por Procolombia. Aunque de acuerdo con Confecámaras solo en el 2014 se crearon más de 240.000 empresas. Lo que demuestra que muy pocas empresas le apuestan hoy en Colombia a exportar.
El nuevo Estatuto Aduanero, reconociendo estos retos, recoge los avances para apoyar la modernización de las aduanas en Colombia.
Igualmente, se armoniza la regulación con los convenios internacionales suscritos por Colombia y se da cumplimiento a algunos acuerdos pendientes en el marco de los TLCs. De esta forma se pretende agilizar el paso de las mercancías por aduanas.
De poco sirve avanzar en infraestructura o en la suscripción de TLCs, si el tiempo que se gana en transporte se pierde en los trámites aduaneros y lo que se ahorra en aranceles se gasta en costos logísticos por el paso de aduanas.
Ante este panorama la implementación de estas medidas es un asunto de importancia vital y gran urgencia para promover un crecimiento diversificado de la economía.
Este no es un esfuerzo nuevo, se han divulgado y revisado varias versiones del nuevo Estatuto desde hace años. Pero esta materia no da más espera.
La demora no es para menos. El proyecto es una tarea titánica. Se derogan total o parcialmente 51 decretos, son 688 artículos que abarcan 290 páginas y los gremios están interesados en participar y hacer recomendaciones. Estas situaciones pueden hacer que no sea fácil concluir este asunto.
Es claro que la regulación de esta materia es dispendiosa y difícil de alcanzar, pero es igualmente cierto que, por su importancia estratégica en el desarrollo del país, se requiere con urgencia avanzar en su implementación.
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